El hecho sucedió el lunes al mediodía en General Rojo. El perro de la casa -un mestizo de contextura mediana- enloqueció y lo tomó por la nuca. Lo arrastró del fondo a la vereda. Finalmente fue liberado por un vecino. Pero el daño era irreversible.
Elian Torres de tres años, se encontraba jugando junto a algunos de sus hermanos en su casa, ubicada en Calle General Paz de la localidad de General Rojo partido de Pergamino. Eran aproximadamente las 12.30 del mediodía. Su mamá, Julia Elena Branchi, se había ausentado.
En ese momento, el perro de la casa, un mestizo de contextura mediana grande bien alimentado, desencadenó su furia contra la criatura. Elian era un niño delgado y según las fuentes consultadas en buenas condiciones alimenticias.
El perro lo tomó de la nuca y comenzó a zarandearlo de un lado a otro. Ante la desesperación de lo que estaba ocurriendo, la hermanita mayor de Elian de unos 11 años, intentó sacar a su hermano de las garras del animal tirándolo, pero no lo consiguió.
El perro, siempre con el cuello de Elian en su boca corrió desde el patio de la vivienda hasta el frente. A todo esto, los gritos de la pequeña alarmaron a un vecino que saliendo de su hogar, se encontró con la espantosa imagen del perro y el niño en la vereda. En una rápida reacción pateó al perro con extrema fuerza, logrando soltar a Elian.
El pequeño cayó agonizante en la vereda. Después llegó la madre y alrededor de las 12.50 tomó conocimiento la policía del destacamento local que se hizo presente en el lugar. A todo esto, durante una media hora, se realizaron las atenciones de urgencia al pequeño Elian y se lo trasladó al Hospital San Felipe de San Nicolás, ubicado a unos 25 kilómetros del lugar de los hechos.
Lamentablemente, la gravedad de las heridas sufridas: destrucción de la zona del cuello, sus venas, y de la masa encefálica, determinaron lo irreversible de la situación, produciéndose el deceso minutos más tarde, ingresando al nosocomio sin vida. Una situación que tendría antecedentes
Si bien no había informaciones oficiales, se supo que no era la primera vez que sucedían inconvenientes con este perro. Hace más o menos un mes, el mismo can habría atacado a otra pequeña criatura de la familia. Incluso -aseguraron- habría atacado a la progenitora. Además de la madre y su pareja, Elian compartía su casa con otros siete hermanos.
Versiones
La comunidad de Rojo, los comentarios eran de todo tipo. Algunos sostenían que ninguno de los chicos concurría a la escuela y que esta situación había generado la necesidad de la intervención del juzgado de menores y citaciones judiciales. Algunos vecinos ofrecían su testimonio en el destacamento policial. Sin embargo, fuentes relacionadas con este tema y desmintieron estas versiones:
«Son todos chicos que viven en una extrema pobreza, pero concurren a la escuela con normalidad. Desde la escuela se los asiste, se les da de comer, y también todo aquello que pueda colaborar con el mejoramiento de su vida. Incluso la madre concurría a la escuela con los chicos».
El desconsuelo en todo el pueblo era evidente. La calle General Paz es la última de la localidad. De un lado casas, del otro el campo abierto. La pequeña casita donde vivía Elian está rodeada de ligustrina, la puerta de alambre permanecía cerrada. En el frente, la vereda de cemento testimoniaba todavía la tragedia: una mancha de sangre y pelos del perro estremecían los sentidos.
Al costado de la casa, la tierra apisonada. En algún lugar de ese patio, como todos los días jugaba confiado Elian. Jugaba con todo lo que tenía de inocencia y picardía, hasta que fue atacado por su perro, con todo lo que éste tiene de instinto e impredecible, que es parte de su naturaleza.
El can fue secuestrado y trasladado, donde se lo dejó en la Guardia antirrábica del Municipio, para determinar si tiene rabia y a la espera de su destino.
Una vecina, a unas tres cuadras comentó «Yo le cortaba el pelo a todos los chiquitos, a Elian le mantenía el pelo bien cortito. Era una criatura flaquita, muy vivaz».
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