En ese contexto la soja se afianza como el único cultivo medianamente rentable, confirmando la tendencia de los últimos años.
Analistas y productores consideran un aumento en la superficie cultivada con la oleaginosa, de alrededor del 7 por ciento, en detrimento del área destinada al maíz, que tiene mayores costos debido al empleo de fertilizantes, cuyos precios, además, han aumentado, y del trigo, por la caída de su cotización en el mercado y por la falta de lluvias al momento de iniciarse la siembra.
Otro cultivo que ampliará su área sembrada es el girasol, cuyos márgenes esperados son considerados como muy buenos por los especialistas.
En líneas generales, el panorama no difiere mucho respecto de la campaña anterior. Con este estado de situación, la soja, que comenzará a sembrarse a mediados de este mes, crecerá entre un 6 y un 7 por ciento, llegando a los 15,8 millones de hectáreas y a una producción cercana a los 40 millones de toneladas.
Según el economista Gustavo López, de la Consultora Agritrend, para la campaña 2005/2006 con un paquete tecnológico medio-alto "que es el que aplica la generalidad de los productores, con utilización de semillas RR, fertilizantes y agroquímicos tradicionales y sin riego" se espera para Pergamino, en la denominada zona núcleo -la de mayor aptitud agrícola del país-, una rentabilidad del orden de los 68 dólares por tonelada de oleaginosa en campo propio y de 15 en arrendamiento (contra los 70 y 13, respectivamente, de la campaña anterior), comenta La Nación.
Según sus cálculos, los rendimientos promedio en esa zona son de 35 quintales por hectárea y los de indiferencia (necesarios para cubrir los costos), de 19,58 quintales en campo propio. "El arrendamiento, que se paga en esa zona 14,5 quintales de soja por hectárea, el rinde de indiferencia sube a los 31,58 quintales", agregó López.
"La soja es el único cultivo medianamente rentable en la Argentina; es el que tiene los costos de producción alineados con el precio del mercado que recibe el productor", explicó por su parte el consultor privado y director de la revista Márgenes Agropecuarios, Mario Arbolave.
En su análisis se observan márgenes más acotados. "En soja de primera -dijo- , con un planteo en siembra directa en la zona norte de Buenos Aires, para un rendimiento promedio de 35 quintales por hectárea (bueno y lograble) al mes pasado los costos alcanzaron los 111 dólares la tonelada".
En estos costos, el especialista sumó labranzas, fumigaciones, semilla, agroquímicos, fertilizantes, cosecha, estructura e impuestos (gastos administrativos, movilidad, impuesto inmobiliario y tasa vial, pero no incluye los saldos irrecuperables del IVA ni ganancias) y comercialización: fletes, impuestos (sellados e ingresos brutos), paritaria (pago que se hace en el silo), secada, zarandeo y comisión.
El precio de la próxima cosecha, mayo 2006, según el Mercado a Término de Buenos Aires (MATBA) osciló en los últimos días entre 160 y 165 dólares por tonelada, lo que deja un margen del orden de los 50 dólares por tonelada.
Según Arbolave, para este cultivo y con las mismas variables los costos a junio de 2004 fueron de 105 dólares la tonelada; de 86, a junio de 2003; de 73 a junio de 2002, y de 121 a junio de 2002.
Los costos del maíz. Cuando ya se ha sembrado entre el 15 y el 20 por ciento del maíz, se confirma una caída de su superficie, que en el ciclo anterior fue de 3.336.000 hectáreas.
Según fuentes privadas el descenso oscilaría del 10 al 15 por ciento. La secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentos (SAGPYA) indica, en cambio, un 5 por ciento.
Juan Avellaneda, presidente de la Asociación Maíz Argentino (MAIZAR), comentó que el año último, con buena fertilización llegó a obtener hasta 128 quintales por hectárea en su campo del sur de Santa Fe.
Para esta campaña, en un planteo calculado en una cosecha de 120 quintales por hectárea con rindes de indiferencia de 87 quintales, calcula un margen bruto de 155 dólares la hectárea.
Ese margen es significativamente inferior a los 230 dólares por tonelada alcanzado en la campaña anterior. En Maizar explicaron que en este ciclo influyó negativamente el aumento del 30 por ciento en la urea, del 10 por ciento en fósforo y del 5 por ciento en semilla.
No obstante, los márgenes actuales, según Avellaneda son atractivos pero lo que ocurre que los productores se vuelcan a la soja porque a igual inversión, la diferencia de rentabilidad es mayor por el volumen cosechado y los menores costos en fertilización.
Los alquileres se están pagando cinco quintales de soja en las zonas marginales y hasta 17 en la zona núcleo, dijo Martín Fraguío, de la misma entidad.
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