En la Argentina unas 5000 fábricas debieron cerrar sus puertas por la crisis económica que hizo eclosión en 2001; de ese número, el 40 por ciento operaban en la provincia de Buenos Aires. Con la recuperación de fábricas impulsada por los obreros en distintas empresas que habían quebrado, ya se han recuperado 10 mil puestos genuinos de empleo.
Así lo aseguró el presidente del Movimiento de Fábricas Recuperadas, Luis Caro, quien precisó que hay más de 50 fábricas recuperadas en la Provincia y que el proceso de recuperación (trabajadores constituidos en cooperativas) arrancó en 2001 cuando la crisis hizo que muchos patrones dejaran sus empresas.
Caro, un abogado especialista en quiebras, fue quien redactó la ley de expropiación sancionada por la Legislatura bonaerense para aquellas fábricas abandonadas en la provincia de Buenos Aires.
Las empresas adheridas a su movimiento, que ya son 80 en el país ( Una de ellas es el Frigorífico de Porcinos situado en Santa Isabel y perteneciente al grupo San Sebastián), se gobiernan por asamblea: «Impulsamos el trabajo solidario y responsable», dice Caro. Y en lo que parece una utopía, todos ganan lo mismo (actualmente, 1.600 pesos).
Su mayor orgullo es lo que acaba de suceder en Papelera San Jorge, de La Plata, que fue comprada en 1,8 millones de pesos por sus obreros y de ese modo se convirtió en la primera fábrica recuperada de la provincia de Buenos Aires en levantar una quiebra.
Caro explicó que otras fábricas recuperadas están siguiendo el camino impulsado por la papelera y citó el caso de la Peña Dura de Sierras Bayas, en el partido de Olavarría. Se trata de una fábrica de cal ubicada a la vera de la ruta 226.
Allí los 30 obreros acaban de hacer una oferta para quedarse con la fábrica de 400 mil pesos y según explicó Caro «es muy probable» que los obreros a través de un plan de cuotas se conviertan en los dueños de la fábrica.
Juan José Weisbeck preside la Cooperativa de Trabajo Olavarría Limitada, que desde 2002 produce 50 mil bolsas por mes de cal hidratada. Dice que la lista de quienes los ayudaron es «infinita» y, casi como una forma de devolver ese apoyo, colaboraron en la formación de Bolsas Olavarría, la segunda cooperativa que funciona ahora en la ciudad.
Otras empresas que están en el mismo rumbo son una cooperatva de caños de acero ubicada en Avellaneda, donde 400 obreros presentaron su oferta, y el del frigorífico Yaguané, ubicado en La Matanza, que está exportando a la Comunidad Económica Europea.
En estos dos últimos casos los trabajadores están a punto de presentar una oferta para quedarse con la quiebra y tal como en el caso de La Papelera San Jorge convertirse en sus propios dueños. Caro asegura que para los obreros sería más fácil recuperar las fábricas si hubiera una política de apoyo por parte del Estado, de cuya ausencia responsabiliza a Felipe Solá.
El gobernador, dijo, «no quiere que las empresas queden en manos de los trabajadoes sino que pasen a los empresarios tal como ocurrió con la ex fábrica Gatic», que fue comprada por los propios empresarios prácticamente al mismo precio del alquiler.
Cuando una fábrica quiebra hay dos alternativas: que la compren los empresarios o los obreros. «Está claro que si la compran los empresarios tendrán empleados de acuerdo a la rentabilidad que de la empresa y si la compran los trabajadores achicarán sus ingresos para poder repartir entre todos», dijo Caro.
Entre los beneficios de recuperar una fábrica por parte de los trabajadores, Caro cuenta que «los trabajadores no quedan en la calle, no hay cuadros gerenciales y las decisiones se toman en asambleas».
A juicio del abogado «los trabajadores garantizan calidad porque saben cómo hacer el producto. No hay costo empresarial y las cooperativas no pagan ni impuesto a las ganancias ni ingresos brutos, con lo cual pueden ofrecer precios más bajos», resume
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