Y en al menos uno de los casos viajó a Rosario acompañando a su víctima para hacerle firmar papeles en una financiera de esa ciudad y quedarse con el dinero. Agentes de la Dirección Departamental de Investigaciones (DDI) están tras sus pasos y, si bien no dieron precisiones sobre la identidad, aseguran que están próximos a caerle encima.
La estafadora era conocida por sus víctimas como Meijide, un nombre que se cree de fantasía y alude a oídos de cualquiera a otra ilusionista de la política nacional en épocas de la Alianza. Agentes de la DDI nicoleña informaron que la mujer se movía entre Rosario y San Nicolás, aunque realizaron averiguaciones para dar con su paradero en otras localidades como Zárate y Arrecifes.
La tal Meijide, de unos 50 años, se valió de los recibos de cobro de haberes de al menos tres jubilados para conseguir créditos en una financiera rosarina y el caso fue denunciado por una de sus víctimas, una mujer que se acercó a la DDI –ubicada en el centro de la localidad bonaerense– a exhibir un descuento de unos 700 pesos en su recibo por un préstamo que jamás había cobrado.
Si bien los investigadores no se expidieron sobre una posible complicidad entre la financiera local, o alguno de sus empleados, y la estafadora, dejaron abierta la posibilidad, aunque insistieron que el primer objetivo es dar con la mujer, que sería oriunda de San Nicolás.
De acuerdo con una alta fuente de la DDI, la imputada habría escogido en distintos barrios nicoleños a unos tres jubilados y jubiladas cuyos haberes oscilaban entre los setecientos y los mil pesos y habría conseguido con sus recibos préstamos personales que les eran descontados de acuerdo con el monto que percibían.
Así, uno de los damnificados se encontró con que este mes cobró poco más de cien pesos, mientras que a otra víctima la mensualidad se le redujo en unas tres cuartas partes. El modus operandi, según gustan apelar a la lengua de Cátulo los investigadores, de la tal Meijide era acercarse a los vecinos de sus víctimas, ganar su confianza y presentarse solícita en casa de sus presas.
Las tres personas que denunciaron la estafa son de distintos barrios, según las fuentes policiales, fueron a Rosario acompañados de la mujer a tramitar préstamos a una financiera que, según se les dio a entender, le acreditarían el dinero junto con el cobro jubilatorio, pero lo que les llegó fue una drástica reducción de sus haberes. Mientras tanto, la tal Meijide habría retirado el importe solicitado por la ventanilla de la entidad crediticia.
Cómo es que la estafadora logró movilizar a los pasivos hasta financieras de Rosario y San Nicolás, munidos de sus últimos tres recibos de cobro, es algo que no se explicó aún, ya que el caso está en pleno proceso de investigación, aunque desde la DDI señalaron que la mujer habría embarcado a sus víctimas en algún plan de compras, por lo que trajo a los jubilados, cada uno por separado, a Rosario que mejor promueve sus servicios en la región.
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