En este sentido nuestra ciudad fue una adelantada.
En esta semana en La Plata desde distintos sectores se quejan que existe un vacio legal con respecto a esta actividad. El caso de un adolescente de La Plata que se colocó un aro de metal en la lengua sin autorización de sus padres, que luego denunciaron el caso a la Policía y al municipio, reveló un vacío legal en la provincia de Buenos Aires, donde estas prácticas, que cada vez ganan más aceptación de los jóvenes, no están previstas en ninguna legislación
La polémica se desencadenó después de conocerse que un chico de 15 años concurrió al local ‘Tattoo’, ubicado en el subsuelo de la galería San Martín, en el centro platense, donde se realizó un piercing en la lengua. El problema es que el chico logró que le colocaran el aro a pesar de no presentar una autorización escrita de sus padres.
El propietario de «Tattoo», Paulo Gamarra, adujo que intentó comunicarse con la casa del chico pero nadie lo atendió. A los padres la excusa les pareció insuficiente e hicieron la denuncia en la comisaría 1º y la Municipalidad. Resaltaron que además de perforarle la lengua sin autorización de un mayor, en el local prescribieron a su hijo una dieta con medicación para los días posteriores a la colocación, pero sin la supervisión de un profesional.
Aunque el comercio fue clausurado por la Municipalidad, el caso podría repetirse, ya que no hay ninguna legislación que regule esta actividad en el nivel provincial ni en el nacional. El piercing suele hacerse en los mismos locales que realizan tatuajes, una práctica regulada en La Plata por la ordenanza 9066 del año 1999, que indica que debe haber un dermatólogo que controle todo, y prescribe las características del material que deben usar para la penetración cutánea.
Sin embargo, el piercing -perforado o anillado de la piel- no figura en esa normativa. «Para nosotros se trata de una microcirugía y por lo tanto deben realizarse en establecimientos sanitarios, con supervisión médica y autorización del paciente o un mayor», dijo el director de Control Urbano platense, Luis Patiño, y sobre esa base ordenó la clausura del local.
Hay que tener en cuenta que, además de los locales que funcionan con habilitación para realizar tatuajes, existe todo un mercado negro donde se realizan piercings sin ningún control. En esos lugares, se pueden conseguir un arito implantado en la lengua, una oreja o la nariz por unos 20 pesos como mínimo. Bajo precio más moda convierten entonces al piercing en un elemento al que muchos adolescentes no se resisten.
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