Como se recordará el gobierno de Felipe Solá donó en su visita a Colón 100 mil pesos para la restauración del histórico edificio colonense. Una comisión fue la encargada de estudiar los pasos a seguir, contratándose al arquitecto Marcelo Magadan.
El profesional se recibió en la Universidad de Buenos Aires y a través de una Beca de la O.E.A. participó en un curso de restauración y un Master en la Escuela Nacional de Restauración y Conservación “Manuel del Castillo Negrete” de México.
En dicho Instituto, dependiente de la Secretaría de Educación Pública de ese país, se han formado una buena cantidad de arquitectos y especialistas en restauración de bienes muebles y Museología de diversos lugares del mundo.
Hace diez años que cursó esta especialización. Desde entonces está trabajando en diferentes proyectos de Investigación y Restauración de Edificios Históricos en Argentina. Se ocupó, durante algunos años, en la problemática de la conservación de sitios Prehispánicos en el Noroeste Argentino.
Desde hace cinco o seis años trabaja, en forma privada, coordinando un grupo que, entre otras cosas, tuvo la responsabilidad de asesorar la ejecución de la restauración de Galería Pacífico, restauración del Teatro Nacional Cervantes; y trabajos puntuales en Casa de Gobierno, cuya actual fachada se inauguró el 14 de febrero de 1914 y en el año 1920 se le incorporaron remodelaciones en la parte interna del mismo, como el cielorraso de chapa moldeada, los palcos laterales y el frontal.
“Cuando ayudo a conservar un edificio o un objeto quiero que, una vez restaurado, provoque en los demás una sensación parecida a la que me provocó mientras trabajé en él. Lo que hago, en definitiva, es ayudar a conservar la memoria histórica». Argumenta Magadan.
«Los principios materiales de la conservación son los mismos de siempre: el respeto por la integridad y la autenticidad.
Pero en el último siglo se incorporaron el cuidado por el entorno y la valoración de la arquitectura popular: hoy un conventillo tiene el mismo valor histórico que una catedral.
Todavía nos falta aprender a utilizar el planeamiento urbano para cuidar el patrimonio histórico», reflexiona.
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