De acuerdo al estudio, que fue realizado por la subsecretaría de Prevención de las Adicciones en base a datos obtenidos en guardias de hospitales, comisarías y el ministerio de Salud, el sector comprendido entre los 14 y los 19 años fue el único que presentó un incremento en la mortalidad entre 1995 y 2005.
Así, mientras en 1995 se registraban 314 muertes de jóvenes comprendidos entre esas edades, la cifra subió en 2003 a los 1.200, según explicó Claudio Mate, titular del organismo provincial responsable del trabajo.Al indagar en las causas de esas muertes, el estudio permitió ver que casi la totalidad de las mismas obedecían a factores externos, siendo muy excepcionales los casos de defunciones derivados de enfermedades.
El relevamien to mostró que las muertes estaban vinculadas a accidentes de tránsito, violencia en la vía pública, violencia doméstica y abortos. Y que en el 68% de los episodios había estado presente el consumo de drogas o de alcohol», explicó Mate.
A partir de ese dato se hizo un relevamiento en hospitales y comisarías que demostró que el 8% del total de las emergencias generales atendidas en hospitales están vinculadas al consumo de drogas o alcohol. Y que en las comisarías, el 38% de las aprehensiones tienen que ver con esa causa.La causa de muerte más común asociada al consumo de drogas y alcohol fueron los accidentes viales:
en el 40% de ellos se detectó que se habían consumido cualquiera de estas sustancias.La sustancia más veces presente en episodios con desenlace fatal fue el alcohol. Mucho más atrás se ubicaron otras como la cocaína y la marihuana, mientras los episodios de muerte directa a partir de la sobredosis con drogas fueron mucho menos comunes.
Los desenlaces fatales son el emergente más dramático de un fenómeno que está dejando otro tipo de secuelas, como los daños neurológicos y de las vías respiratorias. Estos dos elementos son vinculados por los especialistas al incremento del consumo de pasta básica de cocaína en los sectores más desfavorecidos económicamente.
Del estudio se desprende, asimismo, que son los varones y los habitantes del conurbano bonaerense las principales víctimas de los episodios fatales vinculados al consumo de drogas y alcohol.
¿Como prevenir?
A la luz de estos datos, Mate hizo hincapié en la importancia de la prevención, no sólo relacionada a la recuperación del adicto, sino también para disminuir los riesgos sociales vinculados al consumo de drogas. «En muchos de estos episodios con desenlace fatal, la víctima no consumió drogas.
Pero en algunos casos viajaba en el automóvil que manejaba alguien que había consumido alcohol, o resultó víctima de alguien que consumió drogas durante una riña callejera o una pelea familiar, por lo cual es importante resaltar que reducir el consumo de drogas y alcohol es también reducir el número de estas muertes», dijo Mate.
Actualmente, alrededor de 12.000 personas están en tratamiento por consumo de drogas en la Provincia, cuando se estima que la población en riesgo que necesita asistencia alcanza a los 130.000. Con todo, los stan- dares internacionales más altos de tratamiento -vigentes en Estados Unidos- alcanzan al 20% de la población en riesgo.
«Es por eso que a lo que se aspira es alcanzar la cifra de 12.000 adictos en tratamiento como una forma de recuperarlos de su adicción y de reducir los riesgos sociales asociados», adujo Claudio Mate.
Riesgo y Evasión
Para Domingo Favaloro, psiquiatra especialista en alcoholismo, son múltiples los factores que inciden para que en los últimos años el uso farmacológico del alcohol y el consumo de drogas ilegales como medio de evasión se haya extendido entre los jóvenes.
En este fenómeno coinciden las fallas educacionales por parte de las familias, la crisis social y económica y la falta de proyecto, que hace que los jóvenes adopten a la droga al mismo tiempo como una forma de evasión y de autoagresión», explicó Favaloro. Agregó el especialista, «también pesa el mensaje que les llega a los jóvenes de una sociedad que fomenta el individualismo y el consumismo por sobre otros valores».
Un Juez Federal indica el agravamiento de la situación
Nuestro Semanario desde hace dos años viene señalando que la situación del consumo de estupefacientes en nuestra ciudad está desbordada y que a pesar de los gastos económicos que existen en delegaciones que deberían combatir este flagelo, nada parece ocurrir para reprimir a los traficantes. (archivos a disposición en Colón Doce Digital).
Ahora un juez Federal de Junin señala que si la Justicia no posee los medios para investigar cuál es la punta del iceberg que desemboca en el masivo consumo de drogas que existe en la ciudad, los juninenses tendrán que resignarse a convivir con un flagelo que avanza sin distinguir condición social y abogar para que sus allegados no sean tocados por la tentación.
La conclusión no es antojadiza, sino que se desprende de las afirmaciones del juez federal del Departamento Judicial de Junín, Carlos Compaired, quien señaló que sólo algunas de las causas que se inician por consumo o tenencia de estupefacientes concluyen con un resultado certero, como consecuencia de las “grandes falencias” que existen en el Juzgado para encarar una investigación “en serio”.
En medio de la alarmante situación que vive la ciudad por el cada vez más tempranero contacto de la juventud y el alcohol y las drogas, estimado entre los 13 y 14 años, el magistrado no transmitió muchas esperanzas de que este panorama pueda revertirse en el mediano plazo.
Compaired sostuvo además que cuando la gente se pregunta qué hace la Justicia para resolver el problema, “el interrogante no está bien direccionado”. “Lo cierto es que la tarea de prevención no está a cargo de la Justicia sino de la Policía, que conoce la calle y lugares y a lo mejor debe aceitar la labor para obtener más resultados en este tema. Esto no significa solamente que se tenga que estar deteniendo gente, sino que ese accionar de la Policía desaliente acciones de esta naturaleza”, dijo el juez.
Además señaló que “ante un caso de droga, la Justicia recién entra a trabajar cuando tiene un sumario en la mano, donde va a tratar de averiguar si estamos en presencia de un simple consumidor o si a través de él podemos ir tirando la piola e ir avanzando hacia arriba.
Obviamente nos encontramos con muchas dificultades, pero la principal es que casi todos se amparan en el derecho constitucional de no declarar contra sí mismos, lo que implica que a esas personas no se les puede preguntar respecto de lugares, circunstancias y personas que pueden haberle suministrado la droga”.
La procedencia
A pesar de todas las complicaciones que manifiesta para encontrar el o los “cuello de botella” donde recala la drogadicción en Junín, Compaired indicó que “por una experiencia que ya lleva unos cuantos años, vemos que lo que tenemos acá es un consumo de marihuana que está bastante facilitado porque es sencillo acceder a esa droga”.
Asimismo, desestimó la posibilidad de que existan cadenas de narcotráfico. “Si nosotros pensamos en función de cadenas de narcotráfico, por utilizar una palabra muy rimbombante, yo diría que éstas no existen como tales y las últimas dos o tres que hubieron en Junín en los últimos tiempos fueron desarticuladas a cero, lo que no implica que no se regeneren y vuelvan a actuar”, advirtió.
Según su punto de vista, existe una facilidad de acceso a las sustancias prohibidas “porque obviamente todo esto es un colador, en el sentido de que la droga puede llegar desde cualquier lado y la puede traer cualquiera y por cualquier medio”.
“Tenemos muchísimos chicos que van y vienen a Buenos Aires, La Plata o a Rosario, sitios en los que fácilmente se puede conseguir droga en cantidades mayores a las que se ofrecen en la zona, con lo cual mucha de esa mercadería a lo mejor puede ser para consumir o para convidar, el denominado famoso “convite”, pero también para vender”, analizó.
Compaired también se refirió a los denominados “trafiadictos”, “o sea aquellos que están ganados por la adicción, no tienen medio de vida para sustentarse, necesitan comprar la droga y la única manera que tienen de hacerlo es vendiendo droga. Pero siempre estamos hablando de cosas pequeñas, sin grandes cantidades”.
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