La falta de inversiones en infraestructura, fruto de los años de crisis, está generando cuellos de botella en los distintos eslabones de la cadena de producción, hecho que impacta en la rentabilidad de los productores.
“Este año, la cosecha total de granos es superior a 80 millones de toneladas, y supera en 20 millones a la de fines de los ’90, con una infraestructura que prácticamente no cambió. Entonces la misma infraestructura tiene que mover 20 millones más de toneladas”, sostiene Jorge Vasconcelos, economista del IERAL.
Como explica Carlos Etchepare, consultor en agronegocios y ex gerente de la Bolsa de Cereales, la pérdida en rentabilidad se explica por dos tipos de problemas:
*Estructurales: la falta del ferrocarril o de vías navegables adecuadas impulsan el uso del camión como medio de transporte por excelencia.
Pero el camión tiene costos de transporte más elevados que el tren o el barco (según datos de la Secretaría de Industria, el precio del flete en camión es de u$s0,033 por tonelada transportada por kilómetro, contra u$s0,016 del tren y u$s0,011 del transporte fluvial).
*Coyunturales: relacionados con la cosecha récord que impulsó significativamente la demanda de insumos, pero también de servicios como cosechadoras, transporte, acopio, etc..., y que se amplifican por los problemas estructurales.
“La falta de camiones, el embotellamiento de los puertos, más la falta de capacidad de almacenaje, hoy, claramente significa pérdidas de $15 a $20 en el precio de la soja en determinadas zonas”, dice Etchepare.
“El hecho de la necesidad de entregar la mercadería de manera inmediata tiene hoy un costo. Esa necesidad radica en cuestiones como no tener capacidad de almacenaje propia.
Hay que tener en cuenta que lo que se llama la “cosecha gruesa”, de maíz, soja y girasol, el grueso se tiene en tres meses: marzo, abril y mayo, y parte de junio. Ahí se concentra todo, para transportar, para embarcar, etc...”.
Con valores cercanos a $480 la tonelada de soja, esta pérdida de hasta $20 representaría una caída en la rentabilidad de alrededor de 4%, pero ésta es una estimación aproximada, ya que en realidad depende del tipo de cultivo cosechado, de la zona donde se produce (no es lo mismo producir en Pergamino que en La Pampa, donde la tierra es menos fértil), del área sembrada, de la tecnología empleada y de la escala del productor.
Los productores más pequeños son los más perjudicados, porque no cuentan con la escala suficiente para poseer sus propias cosechadoras o acopio suficiente, pero también porque tienen menos margen para negociar los precios de venta.
Y, como dice Etchepare, en las áreas menos fértiles la pérdida de rentabilidad es mayor, porque son “las que requieren más inversión en tecnología”.
Objetivo
100 millones
De acuerdo con un estudio realizado por la Fundación Producir Conservando las proyecciones que se manejan para 2010 estiman un aumento en la producción que llevaría el total a 100 millones de toneladas.
Y para que este objetivo se alcance, el estudio calcula que hace falta invertir u$s4.500 millones en los próximos 5 años.
El secretario de Finanzas, Guillermo Nielsen, sostuvo esta semana en una entrevista que “para lograr los 100 millones de toneladas necesitamos una infraestructura adecuada y para mover los 100 millones de cosecha, con las rutas que contamos, en su estado actual no se podrá hacer».
»Cuando hablamos de infraestructura estamos hablando de transporte, de la extensión de la hidrovía, de la recuperación de los ferrocarriles y de la ampliación, reparación y puesta a punto de muchas de las rutas existentes. En cada uno de estos renglones hay mucho por hacer, pero si no lo hacemos no hay forma de alcanzar los 100 millones de toneladas anhelados”.
El gran cuello de botella se da en el transporte, donde según el estudio hoy hay un parque de camiones de 38.000 unidades, y para 2010 pueden llegar a hacer falta hasta 21.000 más. Incluso las inversiones en obras viales alcanzaron las cifras más bajas de los últimos 10 años, con una inversión por kilómetro de $6.600, cuando en 1994 era del doble.
Pero esto no es todo, ya que si bien en el almacenaje se han logrado grandes avances con el uso de “silos bolsas”, que son de plástico y mucho más baratos, en el área de secado, el 65% de las instalaciones utilizan como combustible principal el gas, por lo que la falta de inversiones en el sector energético los afecta de manera directa.
Obras encaradas
Vasconcelos comenta el hecho positivo de que el Gobierno está preocupado por cerrar con éxito la licitación del Ferrocarril Belgrano, que por su gran extensión es clave para transportar la producción de todo el norte argentino.
“Tengo entendido que en este momento, la carga anual del Belgrano es equivalente a la carga mensual del Nuevo Central Argentino (NCA), y creo que el Belgrano tiene el doble de trazado en extensión de kilómetros que el NCA, lo cual da una idea del potencial de mejoría que tiene el Belgrano.
Se podría triplicar o cuadruplicar la carga en poco tiempo, con buenas inversiones”.
Pero Etchepare no es tan optimista: “cuando en su momento se licitó en la década del ’90 el Ferroexpreso Pampeano que unía Rosario con Bahía Blanca, la experiencia privada terminó en un desastre”.
Sin embargo, para que la producción siga creciendo hasta las 100 millones de toneladas, todos coinciden en que los montos destinados a la inversión en infraestructura tendrán que crecer significativamente en el corto plazo.
“En la campaña 2003-2004, la cosecha fue mucho más floja por problemas climáticos. Este año, la cosecha es muy buena, por lo tanto este año es el test de ver cuánta pérdida de rentabilidad le genera al chacarero este problema”. ( La Nación)
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