Cabe destacar que por día pasan decenas de camiones con líquidos tóxicos por Ruta 8 y que algunos de ellos no serían reportados debidamente.
El relato decía: “El lunes 25 de abril de 2005, había amanecido caluroso y con un sol más rojizo que de costumbre. La NASA no había equivocado su pronóstico y abril había “pegado” fuerte con temperaturas que superaron la media histórica”.
En otra parte se agregaba: ” El camión cisterna cargado con 15 mil litros de ácido clorhídrico pasó sin ser detenido por la Subcomisaría Vial y enfiló en dirección a Colón.
El transporte ingresó a más de 80 kilómetros a la rotonda de Boulevard 50 y Ruta 8. Lo imprevisto sucedió. Un caballo que estaba suelto y pastando en una de las banquinas, se cruzó en la ruta y el conductor realizó una maniobra evasiva.
El transporte de líquidos peligrosos, luego de una alocada carrera derribó la pequeña protección de acero y cayo al vacío. El estruendo fue terrible y un “tajo” profundo se produjo a lo largo del tanque cisterna.”
Al final de la nota argumentábamos: ”La situación relatada es ciencia ficción, en nuestro país no puede suceder y menos en Colón.
Pero..si una situación parecida sucediera en una escala mucho menor ¿como deberían actuar en las Escuelas, Hospital, Geriátricos, o simplemente como debería actuar cada uno de nosotros? ¿Nos quedamos en nuestras casas? ¿Huimos despavoridos? ¿A quién llamamos para evacuar nuestras dudas? ¿Sintonizamos las F.M para recibir recomendaciones de algún funcionario municipal o de Defensa Civil? ¿Vamos a los colegios a buscar a nuestros hijos?.......... y terminamos la crónica fantástica con la situación vivida por la población de la localidad de Arribeños cuando se debió evacuar la misma REALMENTE.”.
La profecía
La profecía fantástica no se cumplió al pié de la letra y tenemos otra oportunidad para mejorar. El jueves 21 de abril de 2005, un camión cisterna pasó por nuestra ciudad y por motivos que se desconocen volcó en el kilómetro 270.500 de la ruta 8. Solamente cuatro días de diferencia y cinco kilómetros del lugar elegido hace tres meses en nuestra crónica.
El camión cisterna conducido por José Ramón Rojas, con domicilio en « Talar de Pacheco» y que había transportado ácido clorhídrico volcó dando el tanque contra un árbol. Los primeros en llegar fueron dos policías que se acercaron y conversaron con el conductor que estaba atrapado. El trabajador les comunicó que podría haber un escape de gas tóxico.
Los uniformados que actuaron con valentía al momento del aviso y si el camión cisterna hubiese tenido un pequeño escape residual de gas tóxico ( residual de la carga) hubieran tenido serios problemas de salud, tal vez irreversibles.
Lo primero que hubieran sentido –tal cual lo escribimos en febrero- hubiera sido irritación en los ojos, picazón en la glotis y luego serios problemas en las vías respiratoria que le podrían haber causado la muerte
Los Bomberos Voluntarios llegaron y ( bien entrenados comenzaron a dominar la situación)
Sin embargo detrás de los Bomberos Voluntarios estuvieron un centenar de curiosos ( que siguen a los servidores públicos a todos lados) y de haber habido un escape de gas tóxico las consecuencias habrían sido irreparables y muy trágicas.
La situación fue de tal magnitud que durante toda la noche una guardia con personal preparado para este tipo de catástrofe hizo guardia al pie del camión para observar si había escape tóxico que podría traer consecuencias.
La profecía por ahora no se cumplió pero seguimos insistiendo: “no estamos preparados para este tipo de catástrofes”. DIOS con su infinita grandeza nos dió otra oportunidad.
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