La historia es singular y parece sacada de un compendio de crónicas insólitas o del fantástico “Macondo” de García Márquez.
La denunciante describió ante la justicia que un vecino le sacaría parte de la casa que ocupa hace treinta años y agregó que ella no era la propietaria porque “una familiar le prestó a mi esposo la casa para que viviéramos, pero como este falleció, no recuerdo el nombre del benefactor o la benefactora” . La situación de la propiedad y el correspondiente préstamo no cambió durante treinta años. El dueño se olvidó de su acción o falleció y la casa nunca fue devuelta. Las complicaciones para la mujer aparecieron cuando un hombre compró el terreno lindante. El muchacho con papeles en la mano, le señaló a la mujer que parte de la construcción correspondía al plano de su escritura y por consiguiente donde estaba situado parte de un galpón y una parrilla pertenecía al predio que él había adquirido recientemente.
Para colmo de males, la denunciante no vive en la casa en cuestión, porque a su vez, actualmente el inmueble se lo alquila otro familiar.
La mujer además argumentó que no tiene papeles que demuestren el viejo “préstamo” de la casa o la propiedad de la misma.
La Justicia (tras que no tiene complicaciones) ahora deberá determinar como encuadra esta situación y seguramente tendrá que “mediar” en este conflicto de vecinos, por «me- dianera, galpón y parrilla»
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