En pocos años y en menos de 30 kilómetros a la redonda se dieron varios casos. Marcos Irazusta se domicilia en el campo El Pajonal, en el kilómetro 62 de la ruta 32, en la localidad de El Socorro, partido de Pergamino.
El 8 de junio de 2002, a las siete y media de la tarde, estaba acostado en su cama cuando dos asaltantes con capuchas se metieron a los tiros por dos ventanas. Le sacaron la ropa y lo llevaron a los empujones al baño.
Lo tiraron en la bañadera y lo rociaron con querosén. Después uno de los asaltantes agarró un encendedor y lo amenazó con prenderle fuego si no decía donde tenía la plata.
Los ladrones no consiguieron la plata que buscaban y entonces, enfurecidos, prendieron fuego al chacarero. El productor terminó con el 60 por ciento del cuerpo con quemaduras muy graves. Igual, se arrastró hasta la ruta y fue socorrido. Manuel Ocampo y El Socorro son localidades vecinas.
Los cruces teléfo nicos llevaron a las pistas sobre los atacantes. Los investigadores probaron que los ladrones habían usado el celular de Irazusta para llamar a un remisero.
La víctima no tenía ningún vehículo en el campo, y los asaltantes necesitaban que los fueran a buscar. Primera coincidencia con el caso de Manuel Ocampo, los ladrones llegaron caminando (Ver nota aparte pág 7)
El 18 de junio el remisero fue detenido. Enseguida cayó uno de los supuestos autores materiales del ataque.
Unos días después fue asaltado Hugo Zatti. El hombre, un empleado rural de 60 años, fue baleado en el pecho y en una pierna. Los agresores —una constante en estos casos— estaban encapu chados. Más fuego En julio de 2002, ocurrió otro hecho denigrante. Domingo Gusich vive a 10 kilómetros de Pergamino.
Dos desconocidos entraron a su vivienda, lo ataron y amenazaron con quemarlo vivo y hasta lo dejaron sentir el fuego subir sin control por las botamangas de su pantalón antes de apagarlo.
Después consiguieron lo que querían: se llevaron los $ 200 que habían en la casa, una camioneta con la que huyeron y algunas herramientas. También llegaron caminando.
Liquido de frenos
El 28 de enero de 2003, un episodio de inusitada violencia le toco vivir a los esposos Ro- dolfo Garbini y Susana Degaetani domiciliados en la localidad de Pinzón.
En esa ocasión tres individuos que cubrían sus rostros con capuchas, ingresaron a la vivienda. Sorprendieron al matrimonio durmiendo, golpeándolos salvajemente. Les exigían que les entregaran dinero en efectivo, logrando sustraer alrededor de $ 15 mil.
Un delincuente golpeó reiteradas veces a Garbini en la cabeza con un revólver. Los delincuentes lo llevaron a un dormitorio atándole los pies y fue encerrado con su esposa a la que le pegaron golpes d e puños.
Cuando se retiraron del lugar los amenazaron con quemarlos con un líquido de frenos. Maltratos
El sábado 8 de mayo de 2004, en Pergamino ocurrió el asalto a un chacarero de la zona de Fonte- zuela. Los asaltantes maltrataron, y maniataron al propietario y una mujer que se encontraba en la finca.
La víctima fue Ernesto Michetti, de 77 años. Los malvivientes, actuaron encapuchados y con guantes (coincidencia con los asaltantes de Manuel Ocampo).
Los delincuentes sorprendieron primero a la mujer que estaba durmiendo en una de las habitaciones. Sin dejarla reaccionar, la ataron de manos y pies y la amordazaron.
Luego se dirigieron hacia la habitación donde dormía el dueño de casa, con quien procedieron del mismo modo, y además lo golpearon con la culata de una de las armas que portaban. Para atarlos rompieron prendas de vestir con las que improvisaron sogas.
Con la situación totalmente dominada, los malvivientes le exigieron a Michetti que le hiciera entrega del dinero que tenía. En un primer momento la víctima se negó, pero ante las reiteradas amenazas accedió a indicarles dónde estaban los $ 5.000 que había en la vivienda.
La primera que se pudo movilizar fue la mujer, quien fue a socorrer a Michetti pidieron auxilio. Son casos con tienen similitudes y que pueden o no ser coincidencias.
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