El caso se conoció en San Pedro en el 2002. Ahora siete damnificados de Pergamino están contactándose con posibles víctimas en otras ciudades porque iniciaron una demanda penal conjunta.
En algunos casos, habían comprado mercadería por valor de $3.000 que jamás pudieron vender. En nuestra ciudad ya se presentaron cinco personas estafadas que realizaron la correspondiente denuncia pero no se descarta que haya aún más damnificados.
La investigación del caso estaría siendo llevada por el l fiscal Dr. Pablo Santamarina y el expediente judicial lleva el número Nº 39.906. La misma estaría muy avanzada.
Uno de los puntos a tener en cuenta es que el martes 1º de marzo, se realizaría una rueda de reconocimiento para identificar a un sospechoso de la maniobra delictiva. Gran escala
La estafa por el cuento del tío abarca varias ciudades en territorio bonaerense. La fiscalia de Pergamino trataría de relacionar los casos ocurridos en Colón y Pergamino (habría siete estafados) con una empresa denominada Cía. Azul y Blanco Argentina con supuesto domicilio en la localidad de Morón, en el conurbano bonaerense.
También se relacionarían varios casos más de estafas ocurridos con la misma metodología en el año 2002 en San Pedro.
En Colón y Pergamino los estafadores, engañaron a sus víctimas y le timaron entre $2.000 y $3.000 a cada uno de ellos. Según se supo los delincuentes vendían productos “truchos” de limpieza, cuya marca no está registrada ni existe en ningún lado.
El “modus operandi” de esta compañía denominada Azul y Blanco sería la de visitar ciudades y convocar a supuestos distribuidores de sus productos a través de avisos que publican en medios gráficos.
En los mismos se ofrece una “excelente oportunidad de trabajo para particulares, comerciantes y repartidores”, con múltiples beneficios y entrega inmediata de los productos.
Luego de contactarse al teléfono en cuestión, las víctimas recibían la visita de dos señores a bordo de una camioneta Ducato blanca, en la que transportaban una importante cantidad de mercadería de marca Liuko.
En general, la visita se repetía al día siguiente y allí se cerraba el trato con el pago de la primera tanda de productos, que consistían en diferentes detergentes líquidos para lavado de prendas deportivas o delicadas, jabones en polvo, y un sinfín de derivados para limpieza (que además, analizados por bromatólogos tuvieron resultados muy negativos).
En Pergamino, una mujer que ahora impulsa la demanda, pagó $2.200 para recibir estos productos, y el mismo día, otro vecino entregó $3.000 al mismo señor que decía llamarse José Salem.
Pero a pesar de la promesa de volver en pocos días para entregar más mercadería, jamás regresó. En el teléfono original, las llamadas se siguen atendiendo, pero siempre la respuesta es que el Sr. Salem “está de viaje en el interior”, y que los productos entregados “lamentablemente, no tienen devolución”.
Hasta el momento, se sabe que la camioneta que conduce el señor tiene una patente también “trucha” porque pertenecería a un Ford Falcon de otra provincia, y que la empresa ABA Cía. Azul y Blanco Argentina, que presentaba recibos en la que se leía “productos químicos”, “de José María Vila”, tampoco sería real porque no estaría registrada legalmente.
La estafa podría significar una red enorme de responsables que de una u otra manera, tienen su lugar vital para que la cadena fuera tan extensa y es lo que ahora la Justicia está intentando desentrañar.
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