El caso no tardó en producir una verdadera conmoción en la ciudad de San Nicolás. Los uniformados encontraron muertos a Roberto Nasiff y a su pareja en ambientes separados. Nasiff estaba en una cama y Mónica Ramirez en el piso, en una pieza contigua. A la mujer, los asesinos le habían tapado la cabeza con una especie de capucha
Al lado de Nasiff, se observaba un «Escopetón» y cerca de ese lugar un gran charco de sangre. Casi que no hay dudas a esta altura de las cosas, que el ex empresario de la noche disparó la escopeta contra su verdugo y que logró herirlo, seguramente de gravedad
Las posteriores comprobaciones médicas permitieron establecer que el disparo mortal contra Nasiff ingresó en el pómulo derecho y luego, fragmentado en tres partes, salió por la nuca. En cambio a Mónica Ramírez, los sujetos la mataron a golpes en la cabeza.
Algunos de esos «marti- llazos», dados cuando ya la víctima tenía cubierta la cabeza con una tela. Sin duda, que los bestiales asesinos querían estar seguros que Mónica iba a morir. El muerto era propietario del boliche Higland Road, que tuvo un triste final cuando se cayó un balcón con el saldo de muertos y heridos.
Luego vino la propiedad de Slider, después Lenon (donde antes había funcionado la Vieja Barraca) y finalmente Yoko.
En el doble homicidio llamó la atención de los investigadores que los asesinos escribieron ‘Leo’ en la pared con la sangre de las víctimas, lo que significa un mensaje mafioso. La policía de San Nicolás recibió un llamado telefónico de su par de Rosario que le informó del ingreso de un hombre herido de bala en un hospital de esa ciudad, el que tendría que alguna vinculación con el doble homicidio. Según el informante, el herido -al que identificó como Carlos Hermindo Lozano, de 44 años- presentaba una herida efectuada con un pis- tolón de similares características al arma encontrada cerca del cuerpo de Nasiff, por lo que se presume que éste habría disparado en defensa propia antes de morir.
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