Las llevaron a un centro clandestino de detención en algún lugar de Buenos Aires pero, en realidad, buscaban a su padre: Santos Hilario Ramallo Ochoa, un cementista carpintero que era militante de la Juventud Peronista y había sido secretario general de la Unión Obrera de la Construcción de Rosario en los años 60. La esperanza tiene una voz y un lugar. Un llamado a las 2 de la mañana en los últimos días de Diciembre colocó en la zona de San Pedro, las nuevas esperanzas para la una búsqueda larga y penosa.
El 21 de diciembre pasado, la familia Ramallo recibió el llamado de un camionero que vio los volantes en San Nicolás y desde su celular llamó al teléfono de la hija y comentó, cerca de las 2 de la mañana, que en una estación de servicio de San Pedro reconoció a un hombre con el aspecto de Hilario, pero más delgado y con canas. Esta fue la información más reciente que recibió y las consultas hechas luego no han tenido respuestas, pero las esperanzas no se pierden.
La historia
Una estación de servicio que no fue precisada, fue el punto de referencia más reciente que recibió una mujer de Roldán, Provincia de Santa Fe, en la búsqueda de su padre, un gremialista desaparecido en 1977.
“María del Carmen siempre sintió que él está vivo, por eso mantuvo una búsqueda silenciosa en la que pudo dar con varias personas que dicen haberlo visto en distintos lugares, incluso en la Colonia Psiquiátrica de Oliveros” y ratificó que la mujer hace años que sostiene esta búsqueda y que sus esperanzas apuntan a la zona de San Pedro y Baradero”. La persona buscada tiene 71 años de edad y circula por las provincias de Santa Fe, Entre Ríos y Buenos Aires. Los volantes armados por su hija que dicen “papá te estoy buscando
El rapto
En un auto y con los ojos vendados las trasladaron hasta su casa, en San Antonio de Padua. A punta de pistola obligaron a su hermana a golpear la puerta de la vivienda. A partir de allí, lo que sucedió es una historia recurrente de las miles de familias de de-saparecidos. Gritos, golpes, empujones y la última imagen de su padre. Pero María del Carmen siempre sintió que él está vivo, por eso mantuvo una búsqueda silenciosa en la que pudo dar con varias personas que dicen haberlo visto en distintos lugares, incluso en la Colonia Psiquiátrica de Oliveros.
»Papá, te estoy buscando», dice el encabezado de un volante con una antigua foto de su padre, que hoy tiene 71 años de edad. Desde hace tiempo la mujer los reparte en distintos lugares de las provincias de Santa Fe, Entre Ríos y Buenos Aires, donde le dijeron que vieron a Hilario.
Pasaron más de 27 años para que María del Carmen sienta confianza en la política de un gobierno nacional respecto a los desaparecidos. Para ella, la vuelta a la democracia no fue suficiente. «Primero fue el punto final, luego los indultos, y ¿quién responde por 30 mil personas que no sabemos dónde están? Realmente tuve miedo de encontrarlo y que se lo volvieran a llevar», confesó sin dejar de repetir: «Siempre sentí que mi papá está vivo».
Reclamo a la Conadep En 1983 hizo la denuncia ante la Asociación de Familiares de Detenidos Desaparecidos por Razones Políticas, se contactó con ex detenidos y militantes, participó de marchas y expuso su reclamo ante la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (Conadep). «También presentamos hábeas corpus, pero nunca tuvimos respuestas. Mi papá militó en la zona de Rosario, pero luego debimos irnos a la provincia de Buenos Aires, donde finalmente lo detuvieron», recordó.
La noticia más esperanza dora la recibió hace ocho años en forma casual. Su esposo se contactó con una mujer en Granadero Baigo rria que dice haber trabajado como psicóloga en la Colonia de Oliveros y asegura que conoció a un interno que decía llamarse Ramallo y que siempre aclaraba que era Hilario con H. Esa pista le encendió la esperanza a María del Carmen. «Mi padre siempre usaba esa muletilla», aseguró. Pero lo que parecía ser un dato importante se convirtió en un calvario. María del Carmen se comunicó telefó nicamente varias veces con la supuesta psicóloga, quien le brindó más información de su papá pero nunca logró que la recibiera.
Le contó que su padre padece amnesia y que siente mucho miedo por lo que le sucedió, pero que recordaba tener una familia y tres hijos a los que había visto por última vez en Wilde. «Allí vive una tía que visitábamos», remarcó la hija de Hilario. »Esa mujer me dijo que luego de salir de Oliveros estuvo haciendo trabajos golondrina en Coronda, Timbúes, San Genaro y en un campo de Carcarañá de una familia Serrano; que se fue con unos monjes a Córdoba y que estuvo en un sector de islas cercanas a Victoria.
Este dato también coincide con el que le dieron a una prima y a un conocido suyo. «Incluso me remarcó que cuando volvía por la zona pasaba a saludarla, pero que desde hace dos años no tiene noticias de él», señaló. »También me comentó que está mucho más delgado y que la última vez que lo vio le dijo que estaba muy deprimido porque no sabe cómo buscar a su familia», detalló María del Carmen, quien desconfía de que la mujer haya sido psicóloga del Psiquiátrico. «Tal vez pudo ser una paciente, pero no tengo dudas de que lo conoció», apuntó.
Sugestiva visita En la misma fecha en que encontró a la mujer de Bai- gorria, un hombre se presentó en la escuela Juan XXIII de Roldán, donde María del Carmen trabaja como docente. «Como yo estaba en un curso lo atendió la portera, a quien cuando le mostré la foto de mi padre me dijo que era la misma persona. Dejó dicho que volvería pero eso no sucedió. Luego me comentaron que un ex detenido del proceso le contó al párroco de Roldán, hoy fallecido, que estuvo preso junto a mi padre en la Quinta de Funes, pero aún no pude confirmarlo».
Hace poco, María del Carmen dejó la misma foto en la casa de la mujer de Baigorria. Minutos después recibió un llamado por el cual le confirmaba que era el hombre que había conocido, pero le advirtió que no lo iba a encontrar en los registros de la colonia porque la documentación de esa época había desaparecido, como efectivamente constató, pudo hablar con la supuesta psicóloga, quien insistió conocer a Hilario.
«Lo volví a encontrar en Carcarañá hace poco más de dos años, estaba repartiendo soda con un camión. Cuando lo conocí en Oliveros, hace 10 o 12 años, me llamó la atención que le faltara parte de su dedo anular y entonces me contó su historia», comentó Rosa Vargas, quien agregó que «en el Psiquiátrico siempre niegan datos de desaparecidos durante el proceso».
Otra pista se la dio una prima quien dice que Hilario estuvo en Villa Constitución trabajando en la construcción. María del Carmen fue hace poco hasta el santuario de San Nicolás y pegó sus volantes por distintos puntos de la ciudad. Varios puesteros reconocieron al hombre. «Me dijeron que lo habían visto por allí y no me sorprende, ya que mi padre nació en esa ciudad y cuando una alguien no está bien busca sus raíces», analizó.
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