En ese contexto, un incremento físico de la cosecha no implica mayor rentabilidad.A ello se suma la presión tributaria dado que continúan las retenciones de parte del gobierno sobre las exportaciones agrarias.
Sin embargo "la última lluvia fue muy importante porque se registró un muy buen milimetraje y fue generalizada, por lo menos en lo que hace al área de influencia de la región de Pergamino", expresó el ingeniero agrónomo Daniel Lavezzari.
Pero esta lluvia tuvo diferentes impactos en los distintos cultivos que están implantados en la zona. En el caso del maíz, Lavezzari consideró importante destacar que "en esta campaña 2004/2005 hubo dos épocas de siembra de maíz muy bien definidas". Así, hubo una fecha normal o temprana de siembra que fue en la primera quincena de septiembre, y una fecha tardía entre el 20 y el 30 de octubre.
Para los primeros, esta lluvia no fue ni beneficiosa ni perjudicial, porque ya transitaron su período más crítico. Respecto a la segunda fecha de siembra, cuya superficie es bastante importante -expresó el ingeniero- probablemente esté en el orden del 35 o el 40 por ciento del total del maíz sembrado, transitaron su período más crítico y en realidad llegaron un poco tarde. Entonces, los maíces de la segunda fecha de siembra están en un estado de bueno a regular.
La soja, por su parte, tuvo una época de siembra bastante amplia, entre el 18 y 20 de octubre hasta el 15 y 20 de noviembre. Estas precipitaciones encontraron a la soja de primera en los estados de inicio de formación de vainas, plenitud de formación de vainas, e inicio de llenado de granos, un momento ampliamente favorable. Entonces habría una perspectiva de resultado físico que sería buena.
Con respecto a la soja de segunda, "está atrasada en crecimiento, porque luego de que se implantaron tuvieron escasas precipitaciones y muy altas temperaturas, con poca disponibilidad de humedad en el perfil del suelo que frenaron su crecimiento.
Pero, a decir del ingeniero agrónomo, "no siempre los muy buenos resultados en cantidad significan una buena rentabilidad para el productor". Es decir que si bien la cosecha es buena, los rindes son desfavorables para el sector. Ello se debe, sobre todo, a los gastos en insumos que fueron notablemente mayores que temporadas anteriores y repercutirá especialmente en los cultivos de maíz.
El precio de ese cereal desde el año 1997 a 2003 fue de 88 a 89 dólares la tonelada. En este momento, el futuro del maíz a cosecha está marcando unos 59 dólares la tonelada, lo que significa una caída con respecto a ese período 1997 a 2003 del 33 por ciento en el precio internacional del maíz.
La semilla híbrida de maíz fue igual que la campaña anterior, entre 70 y 90 dólares más IVA la bolsa para una hectárea. El gasoil, a su vez, fue más caro que la campaña anterior, y un insumo que es clavecomo es el fertilizante nitrogenado, tuvo un fuerte incremento del precio en dólares. Esto, asimismo, atenta contra un manejo adecuado y racional, y sobre la sustentabilidad de las empresas agropecuarias, porque esto impide al productor manejar o hacer rotaciones con maíz.
En el caso de la soja la situación es similar porque también sufrió una fuerte caída en el mercado internacional. Entre 1997-2003, el promedio de valor de la soja fue de 190 dólares la tonelada, y ahora se estima un valor futuro de 137 dólares la tonelada, lo cual significa una caída en el precio del 28 por ciento.
Y la soja también tiene retenciones, más que el maíz, un 23,5 por ciento, de manera que esto va a tener un fuerte impacto negativo en la economía del productor.
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