En sus instalaciones concluirá hoy un seminario intensivo de una semana, que congregó a medio centenar de técnicos, para su entrenamiento y coordinación de actividades futuras. El proyecto prevé mejorar en tres años un 20 por ciento la eficiencia de los procesos de cosecha y poscosecha, con un objetivo prioritario:
Optimizar la calidad de grano bajo el principio de entregar a los procesos agroa limentarios un grano sano, seco, limpio y sin contaminantes químicos ni biológicos.Para alcanzar esta meta, el INTA comenzó a activar los mecanismos para interactuar en forma directa con distintos segmentos de la cadena y formará una red estratégica, con centro operativo en Manfredi, y con un grupo de 14 experimentales de ocho provincias:
*Buenos Aires (Balcarce y Pergamino), *Córdoba (Manfredi y Marcos Juárez), *La Pampa (Angüil), *Santa Fe (Oliveros, Rafaela y Reconquista), *Entre Ríos (Paraná y Concepción del Uruguay), *Chaco (Las Breñas y Sáenz Peña), *-Salta (Cerrillos) y *Tucumán (Famaillá).
“Pretendemos un alto grado de integración con otros programas del INTA, con instituciones y cámaras, universidades, fabricantes y exportadores”, destacaron Mario Bragachini y Cristiano Cassini,que intervienen como coordinadores nacionales del proyecto.
Como parte del plan, se hará un diagnóstico por cultivos y sistemas de almacenaje, que permitirá planificar y corregir las falencias existentes. “Vemos esto como un proceso y creemos que no se volverá a cometer el error de mediados de los 90, cuando muchos pensaron que después de las acciones del Propeco (granos) y Propefo (forrajes) estaba todo solucionado; todavía hay mucho por hacer”, dijo Bragachini.
“Con los cálculos que hemos hecho, creo que estamos subestimando los niveles y con los números actualizados podemos llevarnos una sorpresa”, añadió. En los estratos de nuevos “clientes” del proyecto, a quienes se dirigirán las acciones de transferencia de información técnica y jornadas demostrativas un 30 por ciento son productores, un 55 por ciento contratistas y un 15 por ciento empresas agroalimentarias en general.
La magnitud de las divisas que están en juego justifican la inversión del proyecto en sí, y la que jugarán los propios actores para mejorar sus procesos. Con un condimento adicional, que también se mide en plata: “Con el barril de petróleo cerca de los 50 dólares, costos crecientes en hierro y chapa y ahora una clara definición de país agroali mentario, como lo marcan los acuerdos con China, si somos productores en estos términos, por lo menos hagámoslo en forma eficiente”, advirtió Bragachini.
En materia de equipos para cosecha, si bien se requiere todavía de varios años de buena reposición, con los últimos dos años de buenas ventas e incorporación de equipos “el productor puede elegir, controlar y ser más exigente”, observó el técnico.
Y aportó un dato sobre lo mucho que todavía hay por corregir: en uno de los campos donde se hizo una de las mega exposiciones agropecuarias se detectaron cuatro quintales por hectárea de soja guacha nacida (efecto de pérdidas en cosecha).
Proveedores de cosechadoras, neumáticos, componentes, instalaciones de almacenaje y secado han demostrado un fuerte interés, participarán en forma directa y afectarán recursos al proyecto. “La mejor forma de que el productor se involucre es ver que su bolsillo está afectado. Por cosechar mal puede quedar en el camino hasta el 50 por ciento del margen bruto, lo que no es poca cosa”, dijeron los técnicos.
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