El Instituto Nacional de Enfermedades Virales Humanas Doctor Julio Maiztegui, de Pergamino, está reclutando voluntarios para estudiar clínicamente los efectos de la vacuna Candid-1 contra la fiebre hemorrágica argentina (FHA), que comenzó a fabricarse el año pasado en Argentina. La campaña es avalada por el Ministerio de Salud nacional y los interesados podrán inscribirse en los registros habilitados en Samcos y hospitales públicos, comisiones de apoyo de cada localidad, o en el instituto.
De la prueba podrán participar hombres y mujeres no embarazadas, de entre 15 y 65 años, que vivan o trabajen en la zona endémica, no hayan contraído el mal ni estén vacunados. Tampoco deben estar enfermos al momento de la vacunación y los menores de 21 años tendrán que concurrir con sus padres munidos de libreta de nacimiento y documento de identidad. A los mayores sólo se les exigirá el DNI y todos los voluntarios deberán firmar un acuerdo de consentimiento y concurrir cuatro veces al Instituto Maiztegui donde se realizarán las prácticas y los estudios de rigor.
El paciente primero será sometido a una revisión médica y análisis de laboratorio. De reunir las condiciones exigidas será nuevamente convocado para ser vacunado y luego deberá volver dos veces más a Pergamino, una a los 15 días y la otra al mes de haber sido inyectado, para tareas de control médico. De los inscriptos se seleccionarán 950 voluntarios que serán trasladados gratuitamente hasta el instituto.
Las dosis de Candid-1 que se usaron para las campañas de vacunación realizadas en la Argentina fueron producidas en Estados Unidos y tienen una efectividad del 95 por ciento. Si bien las vacunas que empezaron a fabricarse en el país desde el año pasado son iguales que las norteamericanas, sólo resta el ensayo experimental en humanos para comprobar si tiene la misma cantidad de defensas o anticuerpos.
De ser así, la Candid-1 versión argentina será usada oficialmente en los próximas campañas de vacunación masiva para prevenir la enfermedad. Algunos voluntarios serán inyectados con la producida en EEUU y otros con la nacional, para comprobar, a través de muestras de sangre posteriores, si los efectos son compatibles.
"Esta es una forma de reflotar la patriada de la que hablaba Maiztegui cuando se refería a los primeros voluntarios que posibilitaron llevar adelante la fase experimental para estudiar a la vacuna Candid-1 que luego se produjo en Estados Unidos y salvó innumerables vidas", sostuvo la referente casildense del área de vacunación contra la FHA, Marisel Rossetti.
"Es la primera vez -añadió- que tengo una responsabilidad de este tipo, pero este proceso que se abre será la etapa final de años de esfuerzo de mucha gente que vino trabajando para que la Candid-1 se fabrique en el país y esté disponible como cualquier vacuna contra otras enfermedades".
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