El fenómeno de Pergamino sería un fraude más grande que una casa y antiguo como «Los Papas Católicos»
Como se recordará Palmira Pajón dijo a medios periodísticos haber encontrado al diminuto humanoide hace 25 años en una playa de Monte Hermoso. En la arena y junto a su esposo - según relata la pergaminense- vieron como salía de agua.
El matrimonio atrapó al también denominado “pez diablo” y poco después lo entregaron a una persona para embalsamar. La historia contada por Palmira Pajón concluye cuando indicó que “Hace dos semanas un familiar lo encontró en el interior de una olvidada caja y decidieron mostrarlo a un canal de televisión”.
Ese «extraño ser» de 60 centímetros, color ocre es un probado fraude que ya tiene casi tres décadas dando vueltas por distintos lugares del mundo y que se conoce con el nombre de Garadiábolo. El fraude
“La «criatura» no es otra cosa que una variedad de las rayas o mantas, conocida como pez murciélago o pez diablo. Al pez murciélago, después de eliminarle toda la vuelta exterior y las tripas, se le hacen cortes debajo de las aletas superiores para aparentar brazos, luego se le divide con un corte por el medio la aleta inferior para aparentar piernas, se le aplasta y se le pone a secar, resultando una criatura bastante rara. Los orígenes de este fraude se remontan a la década del 70 en Puerto Rico, donde un hombre identificado como Alfredo Garamendi publicó un libro alegando que se trataba de seres extraterrestres”.
En el libro “El ‘hombrecito de México”. La prensa mundial reprodujo con profusión, la espantosa imagen de este supuesto ‘hombrecito submarino’, apresado al parecer por unos pescadores ante las costas de México.
En realidad, en todos los casos se trataba de cadáveres disecados y convenientemente arreglados de la Raya Mylyobatis californicus, un Batoideo bastante común en las costas de la Baja California y llamado también ‘pez murciélago’ por los pescadores mexicanos”. El libro es de 1977.
Mas recientemente, Gonçal Vicenç Bordes, al escribir en “La Velleta Verda”. “El profesor Alfredo García Garamendi, experto submarinista, pescaba langostas con su equipo en un lugar del Este de Puerto Rico denominado ‘Las Cabras’, cuando se encontraron con un pequeño monstruo de conformación humanoide que lo miraba fijamente.
La criatura(...) era tan horrible que la bautizaron con el nombre de ‘GARADIA- BOLO’. Su estructura ósea resulta muy similar a la de los humanos a excepción de la cola y las alas. El rabo aunque muy parecido al de el mono, estaba dotado de varias aletas marinas. Las patas eran de estructura cartilaginosa cubiertas de masa carnosa; partían de la pelvis y se alargaban hasta terminar en la punta, sin pies.
(...) Se hicieron varias investigaciones en la Universidad de Puerto Rico(...) Muy pronto circuló el rumor convertido más grande en una aseveración, de que las supuestas criaturas eran simplemente rayas cortadas y después secadas al sol. A este efecto responde el profesor: Cualquier persona , medianamente experta podría descubrir el fraude, por que la incisiones y cortes hechos a las rayas ya muertas, no cicatrizan al disecarlas, más tarde y quedan al descubierto.
Por otra parte, mientras los ‘garadiabolos’ poseen dos cuernos cartilaginoso en la parte superior de la cabeza, los falsos solo tiene una protuberancia frontal en forma de espátula o dos enormes orejas sin orificio auditivo alguno y no poseen fosas nasales”.En la publicación Grupo Editorial Bitágora, Wilson Sosa investiga el tema con seriedad y asegura:
“Este caso es el fraude más grande hecho en Puerto Rico, ya que además de una gran historia, había envueltas unas criaturas vivas, supuestos seres espaciales, que tuvieron un encuentro en la bahía del pueblo de Fajardo, con el protagonista de esta aventura. Ni corto ni perezoso, con su arpón, pudo capturar uno de ellos. No sin antes sostener una tremenda batalla con dichos seres bajo el agua.
Lo que luego le sucedió a esta persona fue vaciado en un libro titulado ‘Los Garadiávo los’ cuya historia impresionó tanto a Salvador Freixedo, que escribió el prólogo del libro, cuyo autor fue el Señor Alfredo Garamendi, protagonista de esta historia, quién ya había escrito otro libro y era un reconocido publicista; que trabajó en varios medios de publicidad de Puerto Rico.
La criatura fue llevada a Maguelles, en Lajas, donde están los laboratorios del Colegio de Mayagüez.Allí nos confirmaron que la famosa criatura no era otra cosa que una variedad de las Mantas, conocida por el pez murciélago, que se alimenta de gusanos de mar en las orillas de los mangles y otros animales.
Al pez murciélago, después de eliminarle toda la vuelta exterior y las tripas, se la hacen unos cortes debajo de las aletas superiores para aparentar brazos, luego se le divide con un corte por el medio la aleta inferior para aparentar piernas, se le aplasta y se le pone a secar, quedando al final viéndolo de frente, una criatura bastante fea, con colmillos, ojos como de gato (los tiene en la misma forma).
En su estatura madura alcanzan los dos (2) pies de altura, y están en su mejor momento para hacer el Fraude. En Cabo Rojo también se hizo uno igual. Luego, supimos que en varios lugares del mundo preparan estos pobres animales, como talismanes u objetos de suerte”.
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