Un conocido estanciero y productor agropecuario radicado en la localidad de General Arenales vivió momentos de honda tensión , cuando dos delincuentes armados y encapuchados lo sorprendieron en el interior de su establecimiento rural y luego de colocarle una capucha en la cabeza lo raptaron en su propio vehículo hasta llegar a un cajero automático en la planta urbana , lugar en el que los asaltantes extrajeron más de 2.500 pesos en efectivo con la tarjeta de débito de la víctima. La denuncia fue radicada el pasado fin de semana en la Comisaría de Arenales.
El productor, identificado como Raúl Ojea, de 38 años, relató a la Policía que dos hombres armados y con sus rostros cubiertos lo asaltaron el domingo a la noche en su estancia, mientras se encontraba solo. Los ladrones le exigieron la entrega de dinero en efectivo, pero como Ojea no tenía más de 160 pesos en ese momento, los delincuentes decidieron apoderarse de su tarjeta de débito para extraer plata de un cajero. El caso se inició en la zona rural de Arenales y terminó en el centro de la ciudad, donde los sujetos lograron sacar 2.600 pesos en efectivo de un cajero automático del Banco Nación, ubicado a pocos metros de la comisaría.
Fuentes policiales y judiciales explicaron que los ladrones amenazaron al estanciero con las armas que portaban y después le pusieron una capucha en la cabeza para que no pudiera ver. Entonces, la víctima fue obligada a subir a su propia camioneta con la que los asaltantes lo trasladaron hasta la sucursal Arenales del Banco Nación, situada a 2 kilómetros del campo. Una vez en el lugar, uno de los delincuentes llevó a Ojea hasta el interior del cajero automático y le ordenó revelar la clave de acceso. Ante las amenazas, el productor agropecuario -que siempre estuvo con la cabeza cubierta- le dijo al sujeto el “PIN” (Número de Identificación Personal) para poder ingresar y el ladrón extrajo unos 2.600 pesos en efectivo. Unos minutos después, el hombre fue abandonado en las afueras de Arenales y los asaltantes escaparon. Por el caso, se iniciaron actuaciones caratuladas como robo calificado y privación ilegal de la libertad, intervino el fiscal en lo Criminal Carlos Colimedaglia, de turno en el Departamento Judicial de Junín.
Baradero
El secuestro de la mujer del dueño de un supermercado de Baradero identificada como Claudia Miranda sorprendió a la región. No es para menos. Los autores del rapto serían los hermanos Ceresares propietarios de una estancia de 115 hectáreas en Capilla del Señor. El predio está valuado en unos 600.000 dólares. Sin embargo, José Ceresares es, según los investigadores, el cerebro de la banda que secuestró a Claudia Miranda en Baradero, mientras que su hermano habría sido el encargado de cuidar a la mujer mientras estaba cautiva. Los investigadores creen que tiene que haber un entregador de Baradero o de sus alrededores, pero aún no fue identificado. También hay otro factor extraño: un rescate demasiado bajo, 26 mil pesos, para una banda supuestamente tan bien organizada.
El mismo grupo había secuestrado, hace dos meses, al vicepresidente de la Sociedad Rural Argentina, Hugo Biolcatti, a quien también mantuvieron en la estancia y por el que lograron un botín de 20 mil dólares. El lugar fue reconocido por los secuestrados. El caso de Baradero está casi esclarecido, pese a que se aplicó una táctica distinta a la impulsada últimamente: el fiscal no permitió que se detuviera a los secuestradores cuando cobraron el rescate, pero aun así después los pudo capturar. El secuestro de Baradero tiene características muy diferentes de otros ocurridos recientemente.
En el caso de Claudia Miranda el escenario no es una vivienda en un barrio humilde, sino una estancia, a la que es difícil acceder o visualizar desde afuera. Las bandas más organizadas suelen alquilar quintas para mantener cautivas a sus víctimas y la estancia es un lugar ideal. Lo asombroso es que en el secuestro aparecen como personajes centrales los dueños de la estancia. Uno de ellos es el jefe de la banda, utilizaban un Alfa Romeo y se comunicaban a través de handies muy caros. También llama la atención que hayan terminado aceptando un rescate tan bajo como el que se menciona, 26 mil pesos, algo que tal vez se explique porque la banda sentía que podían capturarlos. Pilar
El caso de Baradero puso también sobre el tapete otro secuestro perpetrado por la misma banda, en que el secuestrado estuvo cautivo en el mismo lugar. Se trata de Hugo Biolcatti, vicepresidente de la Sociedad Rural, al que secuestraron en Pilar hace aproxi madamente dos meses. Ese secuestro apor ta datos de importancia. La esposa de Biolcatti no hizo inicialmente la denuncia y aceptó pagar de inmediato 20.000 dólares. No bien se produjo el pago, los secuestradores se negaron a dejar libre al empresario rural y exigieron 200.000 dólares, por lo cual la esposa hizo la denuncia. Asesorada por expertos del Ministerio de Seguridad, la mujer se puso firme y finalmente Biolcatti fue liberado sin pagar dinero adicional. El lugar en el que estuvo cautivo –según se supo tras un reconocimiento– es la misma estancia. Entre aquel secuestro de Biolcatti y éste de Miranda debió haber otros protagonizados por la misma banda, pero los investigadores están tratando de determinar quiénes fueron las víctimas.
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