Los datos más recientes que se manejan en esta materia revelan que la edad promedio para casarse es algo que, a la par de las nuevas tendencias, también ha sufrido cambios en los últimos años. Al tiempo que en la década del 80 era de 25 años para las mujeres y de 28 para los hombres, en el presente se ubica en los 29 para ellas y en los 30 para ellos.
Los números hablan y la realidad hace eco: menos casamientos y mayor edad para juntarse. Más divorcios y menos hijos dentro del matrimonio. Más concubinato y menor compromiso legal. Claramente, para los jóvenes de clase media.
En Colón la cantidad de casamientos por registro civil se mantiene estable y hasta aumentó. En este sentido, en el año 2002 (crisis mediante) 57 parejas subieron las escaleras del viejo edificio de 47 entre 20 y 21, y dieron el si. También se observa que en la mayoría de los casamientos mujeres y hombres están más cerca de los treinta que de los veinte años.
En tanto en el 2003, el número aumentó y fueron 65 parejas las que estamparon un si rotundo en el libro del Registro Civil, bajo la atenta mirada de los testigos, familiares, amigos y algún curioso que nunca falta.
En lo que va del corriente año 53 parejas se animaron a aumentar la estadística y pude ser la cifra más alta en lo que va del nuevo siglo (faltan tres meses).
Por otro lado, lo que no se tiene en claro debido a que algunos no inician el trámite son los “descasados”, aunque se piensa que la cifra no está tan alejada del medio centenar anual entre oficiales y no oficiales.
En la Provincia
En apenas cinco meses de 2004 se formalizaron en la Provincia 3.130 separaciones, y en el mismo territorio se inscriben cada mes 600 expedientes de divorcio. Nuevas miradas u pautas.
Viejos esquemas derribados y muchas opiniones para un solo tema. Hay cierta postura posmoderna de que la convivencia sin papeles es mejor que el matrimonio. La sociedad de consumo genera voracidad. Los jóvenes quieren tener todo al mismo tiempo y se cansan rápido. Se quedan con todo en potencia y nada en acto. Hay mucha dificultad para aceptar y comprometerse con la realidad de los vínculos.
La figura del matrimonio en la sociedad moderna dio paso a la cohabitación de prueba. En el norte (puna jujeña) el hombre colla toma a la mujer a prueba por un año, si la pareja convive sin problemas entonces se casan. La costumbre es milenaria.
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