Momentos tensos y dramáticos vivió ayer una familia pergaminense, la del doctor Carlos Nazareno Gaspard, cuando tres delincuentes durante la madrugada ingresaron a su casa para robarle y permanecieron hasta las primeras horas de la mañana, momento en que se produjo un tiroteo, en el cual resultó herida en una pierna la esposa del médico y, supuestamente, dos de los cacos también recibieron lesiones, uno en la zona pulmonar y otro en uno de sus miembros inferiores.
El hecho comenzó durante la madrugada en el chalet que habita la familia Gaspard ubicado en bulevar Liniers e Italia. Tres delincuentes encapuchados lograron ingresar a la vivienda tras violentar una ventana que da a un amplio y frondoso patio, y aparentemente permanecieron en la planta baja sin hacer ruidos, ya que en la parte superior de la propiedad estaba descansando el matrimonio Gaspard.
Cerca de las 6:00 llegó a la casa una de las hijas, fue tomada como rehén y con ella consiguieron acceder a las habitaciones superiores, pues solos no habrían podido hacerlo, porque la planta alta cuenta con medidas de seguridad para que no sucedan hechos de este tipo. Pero esta alternativa superó las previsiones y el amargo momento se produjo.
En la habitación de Anabel, la hija de Gaspard, de 20 años, que fue la que llegó a su domicilio y se encontró con el trío de delincuentes, está empotrada una caja fuerte. Hasta ella fueron y se alzaron con su contenido, esto es unos 10.000 pesos y joyas que no fueron valuadas pero que ascenderían a una importante suma. No conformes con ello, y mientras Anabel -según su relato- trataba de convencerlos de que se fueran sin molestar a sus progenitores, utilizaron a la joven como "carnada" para que sus padres abrieran su "bunker", y de ese modo ingresaron a la habitación principal. Una vez allí, dos de los malvivientes bajaron con Gaspard porque pretendían ir a un galpón donde supuestamente había dinero. Pero como no era así y el dueño de casa mostró signos de una descompostura, volvieron a la habitación. Allí, Gaspard pudo tomar un revólver y "primerió" a uno de los delincuentes, hiriéndolo aparentemente en la región pulmonar. La inmediata respuesta de éste fue contra la mujer, a quien hirió en una de las piernas.
Tras ese enfrentamiento, los malhechores se dieron a la fuga, y Anabel, que estaba en la planta baja y se había podido apoderar de un revólver, les disparó cuando los ladrones habían emprendido la retirada y, según su versión, hirió a otro en uno de sus miembros inferiores.
Los estaban esperando: Un dato interesante del caso es que la familia Gaspard estaba sobre alerta respecto a que era inminente un atraco en su casa y por eso habían extremado las medidas de seguridad, especialmente en la planta alta, donde están las habitaciones "herméticamente cerradas". El doctor Gaspard reveló que Santos Damián Ricabarra -el joven que está detenido bajo el régimen de arresto domiciliario, quien confesó ser el autor del robo en la casa de Hugo Tamer y sindicó a la ex comisaria Susana Lepanti como autora intelectual del mismo- le había manifestado a su hija Anabel que se estaba planeando un asalto a su domicilio.
El hecho finalmente sucedió y con un trabajo de inteligencia muy afinado, pues los delincuentes que actuaron sabían absolutamente todos los movimientos de la casa y los lugares donde supuestamente estaban el dinero, las alhajas y las armas.
El relato de Anabel: Anabel Gaspard sintetizó los hechos narrándolos de la siguiente manera: "Llegué a mi casa alrededor de las 6:00 y cuanto intenté abrir la puerta encontré un portafolios tirado delante de la puerta, por eso pensé que algo raro estaba sucediendo e intenté salir corriendo, pero entre tres me tomaron por la fuerza y me tiraron al piso. Después comenzamos a charlar en el living, ellos estaban muy nerviosos por la situación que se estaba viviendo y fumaban 'fasos' para tranquilizarse.
"Yo traté de convencerlos para entregarles el dinero que había en la casa y que se fueran, ya que a esa altura lo único que me preocupaba era que no le hicieran algo a mis padres. Por eso fuimos hasta mi dormitorio porque dentro del placard se encuentra una caja fuerte con dinero que se utiliza para los gastos generales de la casa. La abrieron, sacaron el dinero y las alhajas, y volvieron al living. Pensé que se iban a ir, pero a todo eso ya eran cerca de las 7:00 y uno de ellos dijo 'Gaspard ya se está por levantar, así que vamos a agarrarlo'. Por eso me llevaron como rehén, para que por mi voz mis padres abrieran. Cuando mi mamá abrió, ingresaron los tres a la habitación, uno de ellos tomó la escopeta que estaba guardada, tiraron al piso a mi papá y le apuntaron con un revólver.
Uno de ellos se quedó arriba con mi mamá y conmigo, y los otros dos bajaron para ir al galpón donde pensaban que había dinero escondido. Como no había llave para poder ingresar, volvieron a subir, y a mí me dejaron bajar. Cuando llegué a la planta baja, me escondí detrás de un mueble y pude tomar un arma. Pero en término de segundos escuché tres disparos que se produjeron arriba, y en ese momento pensé que había perdido a mis viejos; fue un segundo horrible en el que pensé lo peor. Para colmo seguidamente vi bajar a los dos delincuentes que estaban en la habitación, por eso al ver que se iban, atiné a dispararles, y le pegué en la pierna a uno de ellos, mientras que el otro se fue tomándose el abdomen por una herida que le provocó el tiro que le disparó mi papá. Después subí para ver qué había pasado, y encontré a mi papá ileso y a mi mamá con una herida en una pierna".
En la habitación: En la habitación, según lo narrado por el doctor Gaspard, él se sentó en la cama y alcanzó a tomar un arma de puño, calibre 38, que tenía con la carga de balas completa. Cuando pudo, le disparó a uno de los delincuentes, porque estaba convencido que lo iban a matar a él y a su esposa. El tiro dio en el cuerpo del caco, y según Gaspard "tuvo que haber interesado la zona pulmonar". La respuesta del delincuente fue contra la esposa del médico, a quien con un disparo hirió en el tobillo izquierdo, en tanto que el segundo tiro no dio en el blanco, pero pudo haber sido letal, pues según el dueño de casa, rozó el cuerpo de su esposa.
Un cuarto delincuente: Los tres delincuentes, dos aparentemente heridos y el tercero ileso, lograron evadirse por los fondos de la casa, trepando por un tapial que da al exterior. Según algunas versiones, un cuarto sujeto a bordo de un automóvil, los habría estado esperando en la vía pública. Si bien algunos vecinos habrían advertido la presencia sospechosa de un vehículo en la zona mientras se estaba produciendo el robo en la vivienda de los Gaspard, no pudieron precisar las características del rodado.
El estado de la señora: La esposa del doctor Gaspard, Ana Mancini, sufrió una herida en su tobillo izquierdo, donde tiene alojada una bala calibre 38. Su estado general es óptimo, más allá del shock que le produjo la situación vivida, y en principio fue programada para mañana una cirugía para extraerle la bala, a partir de lo cual comenzará el período de recuperación. En cuanto a los delincuentes supuestamente heridos, no se tuvieron novedades.
Gaspard: "Hay un cerebro en Pergamino que está manejando a todos estos delincuentes jóvenes"
El doctor Carlos Nazareno Gaspard, visiblemente molesto por la situación vivida ayer, y al mismo tiempo conmocionado porque el suceso tuvo momentos extremos, como cuando se produjo el tiroteo, donde lo que está en juego es nada menos que la propia vida y la de su familia, realizó algunas consideraciones, en el marco de las cuales fustigó duramente a la Justicia y todo lo que a ella compete, y al poder político por no actuar acorde a la circunstancia, propiciando la reforma de leyes que ofrezcan una mayor seguridad a la gente de bien.
Según Gaspard, "ningún vecino de Pergamino está exento de lo que nos ha ocurrido a nosotros, porque aquí lo que falla es la Justicia y no la Policía, ya que ésta hace lo que puede, está desbordada, tiene presos en condiciones de hacinamiento, mientras que otros ingresan por una puerta y salen por la otra, especialmente los menores. Prueba de ello es que los jueces de Menores trabajan más que la Policía, sacando de las comisarías a delincuentes que al otro día van a volver a delinquir, y allí está el meollo de la cuestión. Hay que corregir el Código Penal, hay que evitar que los menores sigan delinquiendo ya que el 70 por ciento de los robos son cometidos por menores, porque salen con toda facilidad y están protegidos por sus propios padres, que en muchos casos son cómplices involuntarios del delito, porque no pueden ignorar que sus hijos salen a robar o lo que es peor, a matar, como bien pudo haber sucedido en mi casa esta mañana (por ayer), ya que la tentativa de matarnos fue indudable, porque les ganamos por fracción de segundos, ya que desde el momento en que le dispararon a mi señora estaban dispuestos a cualquier cosa".
Luego aseguró que "son muy jóvenes, muy peligrosos, actúan drogados, y la Justicia tiene que actuar de una vez por todas, ponerse los pantalones largos, porque estamos cansados de escuchar conversaciones de los políticos y de los juristas, sin que nunca lleguen al acuerdo para modificar los códigos, sobre todo para que el menor sea compatible con ir preso después de los 14 años. "¿Por qué tienen que andar con tanto rodeo cuando estos delincuentes, que son criminales del futuro, siguen asaltando, robando y matando a gente inocente e indefensa, ultrajando al individuo que ya no puede vivir tranquilo en esta sociedad?
"Pareciera que acá impera la ley del revólver, yo les gané porque fui un segundo más rápido que ellos a la hora de tirar, de lo contrario la crónica hoy hablaría de uno o dos muertos en esta casa. "Yo les pegunto a las autoridades qué están haciendo, y entre ellas lo incluyo a mi amigo, el doctor Héctor Gutiérrez, por quien tengo un gran afecto. Pero le digo que no es dentro de un despacho donde se deben pasar todos los días de la semana; hay que recorrer las calles, visitar los barrios, hablar con la gente y buscar las medidas, ya que no se puede proteger al delincuente haciendo oído sordo a lo que está ocurriendo, porque parece la selva, una tierra de nadie.
"Pergamino es una ciudad que todos conocemos bien; yo hace 44 años que vivo acá y siempre estuvimos bien y tranquilos, pero en los últimos dos años esta ciudad se convirtió en la Chicago argentina y lo peor del caso es que no se ignora quiénes son los delincuentes. Que no vengan con la falsía de que no se sabe nada, porque acá se sabe quiénes son, en cada barrio que están y cómo actúan, entonces de una vez por todas que la Justicia deje de lado la hipocresía, que se ponga los pantalones largos y actúe como lo debe hacer, porque para eso se les paga".
Estaban en alerta: En relación a la versión que tenían sobre que era inminente un robo en su propiedad, el doctor Gaspard señaló que "hacía dos meses que sabíamos que se había programado un asalto a nuestra casa y habíamos tomado los recaudos del caso, pero siempre aparece un imprevisto, como que ignorábamos que iban a tomar a mi hija de rehén y con ella pudieron llegar a nosotros, ya que de otro modo no iban a poder llegar a nuestra habitación.
"Esto demuestra que para el delincuente no hay nada imposible, ya que intentaron ingresar por la puerta de calle y no pudieron porque es muy segura, después rompieron los barrotes de una ventana trasera, ingresaron y se quedaron en el living hasta que apareció mi hija, la tomaron de rehén y de ese modo accedieron a la planta superior que es donde nosotros teníamos toda la protección. "De una vez por todas tenemos que tomar noción de que esto le puede pasar a cualquiera. Los delincuentes no respetan ni al pobre ni al rico, ni al viejo ni al joven, ni al jubilado... hacen cualquier cosa y la droga los ayuda.
"Pero además hay un cerebro en Pergamino que está manejando a todos estos delincuentes jóvenes imberbes y miedosos -porque hoy (por ayer) tenían más miedo ellos que nosotros- para que cometan este tipo de delitos, ya que conocían absolutamente el lugar donde estaban las armas de la casa, y esos datos se logran sólo si hay un trabajo de inteligencia previo. "Cuando al joven Ricabarra (Santos Damián) lo mandaron a asaltar nuestra casa, se negó porque era conocido de mi hija, pero dijo algo que a mí me llamó la atención, y fue que iba a reventar a la persona que lo estaba usando para cometer los delitos, si a él lo detenían..."
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