En la pasada edición, relatamos la forma en que un septuagenario fue derivado a la Clínica Neorosiquiatrica de Open Door y desde allá regresado, para ser internado en el Hospital Municipal. A este caso (en términos periodísticos resumido), se agrega la muerte de un anciano que hacía siete años vagaba por la ciudad y que estaba fuera de todo sistema de contención.
La marginación era total y al momento de su muerte ni siquiera se sabía su nombre y de que localidad, ciudad o provincia procedía. La pregunta es ¿Qué podemos hacer?. La respuesta: el camino para estos casos es formar equipos interdisciplinarios y brindar como hacen otros ciudades centros abiertos de atención para estos casos especiales.
Según pudimos saber, el anciano se habría caído y golpeado la cabeza en proximidades del paraje denominado “Cuatro caminos”. (según estaría asentado en el informe médico). Una ambulancia lo trasladó al Hospital Municipal y debido a que posteriormente habría sufrido un derrame cerebral, habría sido derivado al Hospital San José de Pergamino.
El hombre a pesar de los cuidados médicos finalmente falleció. En el Proceso Militar se enterraron como “NN” millares de personas. Las víctimas de la represión de Estado fueron diseminadas por todo el país. En democracia no se puede tolerar que ninguna autoridad no sepa la identidad de un anciano que estuvo ocho años vagando por nuestras calles.
En la actualidad el anciano yace como NN, en el Cementerio Municipal y las autoridades policiales tratarán de averiguar su identidad, recurriendo a sistemas de identificación con sede en La Plata. Las paradojas son muchas. Esta semana trajeron a Colón un sistema de identificación automático de personas.
En pocos segundos ( quince) se puede conocer la identidad del individuo y sus antecedentes policiales. En tanto, tardamos siete años y no pudimos identificar a un anciano que vivía en nuestras calles. Las fichas del anciano serán remitidas a La Plata. Tal vez nunca sepamos de quien se trataba....
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