Las casi dos toneladas de leche en polvo que adquirió la Municipalidad y el Consejo Escolar de Junín para distribuirla entre chicos carecientes, escuelas y sociedades de fomento no sólo estaba adulterada, como comprobó la Dirección de Bromatología, sino que ahora la Justicia descubrió otro agravante en el caso:
la empresa que figura como responsable de la elaboración del producto no existe. Las cajas tenían como marca Gándara. La empresa Gándara es de Parmalat quién opera hace años y no fábrica leche en polvo.
La misma situación se vivió en Colón, donde la Municipalidad habría comprado una partida de casi una tonelada para ser repartidas a personas carecientes y ser usados en el sistema de salud. La empresa que se las vendió sería de Junin o Rosario.
La dirección de la fábrica que figura estaría en Olivos. La explicación ahora sería de la empresa mayorista que la vendió a nuestra ciudad dónde se la compró y si esto no “encubre” una maniobra ilícita aún más grande.
En Junin donde avanzó la investigación se supo que la empresa que figura como responsable de la elaboración del producto no existe. Pero esa constatación también la hizo la comuna luego de girar una carta documento a la fábrica de lácteos.
La dirección a donde fue enviada existe, pero allí no funciona ninguna empresa. Incluso, la investigación judicial a cargo del fiscal en lo Criminal Marcelo Tuñón determinó que la marca de la leche fue dada de baja en el año 1999.“Todo está fraguado.
El número de registro, la partida y la empresa no existe”, explicó indignado Tuñón, quien a poco de iniciarse la pesquisa pudo establecer numerosas irregularidades en el producto. Al parecer, la marca de la leche sería utilizada ilegalmente y comercializada a la mitad del precio de mercado.
Fuentes allegadas al caso comentaron que “representantes de Parmalat estuvieron en Junín y se mostraron muy preocupados por esta situación, porque ellos compraron la marca del producto, pero no son quienes la vendieron en Junín”.
Frente a ese panorama, lo que intentará determinar Tuñón y sus colaboradores es la procedencia de la leche distribuida entre niños carecientes de Junín, quienes fueron los primeros en descubrir que el producto no reunía las condiciones para ser consumido.
Los voceros consultados remarcaron la “gravedad” del caso y detallaron que la leche se comercializa en diversas ciudades, donde tal vez aún no descubrieron que fue adulterada.
La falsificación
El fiscal resaltó que fueron falsificados los números de las cajas y todos los datos que figuran en la etiqueta.
Por otra parte, la carta documento enviada por la Municipalidad de Junín a la empresa elaboradora del producto, cuya dirección figura en el envase, fue rechazada porque ese domicilio pertenecería a una vivienda particular.
Las fuentes deslizaron además que no sólo la comuna compró la leche, sino que el Pami habría adquirido una cantidad que aún no fue secuestrada. El caso comenzó cuando los chicos, a los que estaba destinado el producto, advirtieron que la leche tenía mal gusto. Inmediatamente se ordenó el secuestro de una de las cajas que se estaba utilizando para someterla a un análisis.
En la Dirección de Bromatología, a cargo de Guillermo Marsetti, se constató que la “composición del alimento fue adulterada y contenía la mitad de grasa y la otra mitad de proteínas”, cuando tendría que haber sido fabricada con un porcentaje mínimo de grasa.
A partir de los resultados de esos estudios, funcionarios de Bromatología incautaron 4.400 paquetes de leche en polvo de 400 gramos cada uno, es decir 1.760 kilos, antes de que se ingirieran en forma masiva.
El producto “fue adquirido por la Municipalidad, a través de una licitación; por el Consejo Escolar, en compra directa; y con un envío del Gobierno provincial”.
Ahora, la Justicia trata de establecer el lugar y los responsables de fabricar la leche, porque paquetes similares a los encontrados en Junín y Colón estarían siendo comercializados en otras ciudades de la provincia de Buenos Aires.
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