Silvia Carafa / La Capital
Un albañil que había sido denunciado por agresiones mató de dos disparos al dueño de una estación de servicio de Elortondo, con un arma que había sustraído días atrás de la comisaría de ese pueblo, cuando estuvo detenido unas horas. La novedad del homicidio generó una movilización espontánea de unos 300 vecinos frente a la sede policial, quienes indignados reclamaron pormenores del robo de la pistola de un policía y la remoción del jefe de la seccional.
El crimen del comerciante Raúl Omar Manassero, de 55 años, se produjo el viernes a las 16. Pero la novedad ocasionó ayer a la tarde una manifestación de unos 300 vecinos de ese pueblo, ubicado a 130 kilómetros al sudoeste de Rosario. Los vecinos reclamaron la destitución del jefe policial: lo señalaban como responsable del robo de la pistola 9 milímetros con la que se concretó el crimen. La situación fue tensa pero la intervención del jefe de la Unidad Regional VIII, Sergio Rafaelli, pudo serenar los ánimos.
Manassero era dueño de una estación de servicios de este pueblo de 6.000 mil habitantes del departamento General López. Fue asesinado a las 15 del viernes por Dardo Báez, un albañil de 47 años, al que lo apodan "Chamorro" y que según habitantes del pueblo tiene problemas de alcoholismo. Según relataron a La Capital fuentes del caso, antes de matar al comerciante Báez había tenido una discusión familiar, en su casa, que terminó al atacar a balazos a su hijo, quien no resultó herido.
Luego de este incidente Báez se dirigió a la estación de servicio, en 9 de Julio e Italia, donde tuvo un entredicho con Manassero delante de la mujer de éste y de un empleado, que finalizó cuando el albañil disparó un balazo al estómago y otro al corazón que lo mataron en el acto. Aunque nadie había prestado declaración hasta anoche, la agencia Télam consignó que Báez disparó ofuscado porque Manassero se había negado a venderle una cerveza.
El miércoles Báez había estado detenido por una falta menor pero rápidamente recobró la libertad. Fuentes policiales explicaron que el jueves el albañil retornó a la seccional y pidió algunas pertenencias que había dejado. "El oficial de guardia fue hacia atrás de la oficina a buscarlas y al regresar Báez se había marchado". Poco después este policía -que ahora fue pasado a disponibilidad- descubrió desesperado que le faltaba su arma reglamentaria.
A instantes del crimen del comerciante, policías de Elortondo cercaron y detuvieron a Báez a una cuadra del comercio. Le secuestraron el arma. Era la pistola 9 milímetros robada al vigilante de la comisaría.
Ayer a la tarde los vecinos se agolparon frente a la comisaría para pedir explicaciones. Algunos señalaron que la mujer de Báez había denunciado el incidente familiar que terminó con los fallidos disparos a su hijo, pero que no se la habían tomado. Lo que más indignó fue el robo de la pistola, que según los manifestantes destacaban la "irresponsabilidad" que había terminado en homicidio, por lo que pedían el alejamiento del jefe de la seccional.
"Esta situación fue una negligencia grave del policía que cometió un grave descuido con su arma, por lo que fue apartado y sancionado. Pero no se puede responsabilizar al comisario por este descuido ni por la fatalidad posterior", señaló una fuente que participa de la investigación del caso.
Algunos de los vecinos que se acercaron a la comisaría prendieron fuego a un par de cubiertas y aplaudieron para ser escuchados. En ese momento llegó al lugar desde Melincué, sede de la jefatura regional, el comisario mayor Rafaelli, quien propuso recibir a un grupo de representantes de la comunidad. El oficial aseguró que se apreciarán las responsabilidades, que hay un policía en disponibilidad y que mañana estará en Elortondo la jueza de Instrucción Mirta Leale.
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