La Argentina destina unos 28 mil millones de pesos anuales a la atención de la salud, pero la distribución de esos fondos continúa siendo muy desigual, ya que en el caso del sistema público la inversión en servicios sanitarios por persona cae a menos de la mitad, de 380 a 180 pesos, con sólo cruzar la avenida General Paz, que marca el límite entre Capital y provincia de Buenos Aires.
Además, según un informe elaborado por una organización de prestadores privados, en todo el país, la salud pública invierte casi 7 mil millones de pesos anuales (el 25 por ciento del gasto total) para atender a la población que carece de obra social o empresa de medicina prepaga, lo que representa unos 200 pesos anuales per cápita promedio.
Pero mientras en la Capital la asignación anual por persona alcanza los 379 pesos, el presupuesto bonaerense, por todo concepto, dispone sólo de 180 pesos para una población más empobrecida y con mayores necesidades, de acuerdo con un estudio realizado por la Asociación Civil de Actividades Médicas Integradas (Acami). Si bien «la salud es el negocio que mueve más dinero del mundo», como sostiene el ministro Ginés González García en su nuevo libro ‘Salud para los argentinos’, en la Argentina no moviliza la misma cantidad de pesos para todos por igual, y esto se refleja en las cifras: mientras los 2,8 millones de personas que se atienden en las prepagas invierten un promedio de 385 pesos por mes, quienes deben confiar su salud al hospital público disponen apenas de 32 pesos mensuales. Es decir, una relación de 12 a 1. Las provincias En cuanto al sector público, la estadística refleja que la inversión mayor proviene de los presupuestos provinciales: 2 de cada 3 pesos que se gastan en salud pública los ponen las provincias, que el año pasado aportaron 4.713 millones (69 por ciento), mientras la Nación destinó 1.319 millones de pesos (19 por ciento) y los municipios 796 millones (12 por ciento).
En muchas provincias, los menores presupuestos para la atención de la salud se combinan con un mayor porcentaje de población que carece de obra social o prepaga, dando lugar así a los peores indicadores en materia sanitaria del país, como ocurre con la mortalidad infantil, que en la región noreste (Chaco, Corrientes, Formosa y Misiones) llega al 23,2 por mil, cuando la media del país es de 16,3. En ese sentido, el presidente de la Asociación Médica Federal y secretario general de la Federación Médica chaqueña, Miguel Matta, hizo notar que «la medicina prepaga es ínfima en la provincia, y la atención en obras sociales y el PAMI es muchas veces insuficiente, por lo que se demanda atención en el sector público». «Chaco tiene los peores índices de todo tipo. El 74 por ciento es pobre, el 42,9 indigente, las obras sociales en su mayoría dan servicios deficientes por incapacidad económica y llevan a que más del 70 por ciento se atienda en el sector público», describió Matta.
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