Según constaría en la denuncia realizada por Norma Almada, empleada municipal, domiciliada en calle 45 entre 130 y 131, siendo las 2 de la mañana del miércoles comenzaron a caer piedras sobre el techo y frente de la vivienda. Los tres hijos de la mujer se llevaron un gran susto y lloraban desconsoladamente dando un marco dantesco al ataque irracional. Los inadaptados rompieron las persianas. Los vecinos del lugar señalan que durante las noches existen patotas que recorrerían el lugar robando lo que encuentran a mano, argumentan que es muy frecuente escuchar a la madrugada gritos, silbidos de alerta y hasta disparos de arma de fuego.
También tras una discusión una patota habría atacado a piedrazos la Ford F-100 de un individuo identificado como Luna y que iba acompañado por una mujer. El ataque se produjo en cercanías de la calle 14 y 57. Cabe destacar que hace dos ediciones Colón Doce denunció que grupos de chicos que se ubicaban en cercanías de calle 13 y 56, habían atacado a piedrazos a proveedores. Los comerciantes tendrían que pagar un peaje para no ser apedreados y robados cuando bajan a atender a los clientes. Cabe destacar que hace dos meses la policía corrió a un grupo de chicos que se apostaron en el puente sobre la Ruta 8 ( frente al gimnasio municipal) y apedreaban a los automovilistas que circunstancialmente pasaban por el sector.
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