Hay un dato revelador: se presentaron más casos que de costumbre en Capital Federal. Para varios especialistas, eso revela la situación de pobreza y exclusión. Los médicos apuntan a las migraciones internas desde el norte del país
En la Argentina, casi dos mil niños al año nacen con Chagas congénito. En todo el país se calcula que existen entre 3,5 y 4 millones de portadores del virus, mientras que unos 300.000 padecen la enfermedad.
En la ciudad de Buenos Aires, se reportaron 3.086 casos en los últimos seis meses. Esta situación describe, con trazo grueso, la situación de creciente exclusión que se vive en nuestra nación. “El Mal de Chagas es una enfermedad de la pobreza y de la dominación”, opina Héctor Bercel, secretario de Salud del Gobierno porteño, mientras apunta que “en la Argentina es una enfermedad que no se puede erradicar pero sí es posible atenuar su impacto, como ocurrió en otros países de latinoamérica, tal el caso de Brasil”.
La cardióloga Luisa Jimé- nez explicó que los datos demuestran que la enfermedad se “urbaniza por las migraciones internas y el contagio de madre a hijo”. “Si en Buenos Aires surgen esos datos -explicó-, en las provincias del norte las cifras deben ser cien veces más altas”.
El Mal de Chagas esta asociada a la pobreza y a las migraciones internas y es en este sentido que no se debe pasar por alto estos datos en Colón. En los últimos años se denunciaron varios casos de hallazgos de vinchucas. También habría en estos años algún tipo de las denominadas chinches que transmitirían el mal. La migración
Bercel dijo “En Buenos Aires no hay ranchos de techo de paja y paredes de adobe, ni vinchucas, pero los pacientes llegan acá debido a que el paciente migró desde Perú, Chile, Paraguay y las provincias del norte”, manifestó. “En la provincia de Buenos Aires no hay casos de Chagas autóctono”, consigna un informe del año pasado del ministerio de Salud bonaerense. Aunque también admite que “hay mucha gente que no sabe que tiene el mal, y que proviene de zonas endémicas donde se contagió a través del vector, o son hijos de madres chagásicas oriundas de los lugares de mayor riesgo”.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) definió a este mal como un flagelo en América Latina. La enfermedad es causada por un parásito, el Trypa- nosoma Cruzi, y transmitida por la vinchuca. Debe su nombre al médico brasileño Carlos Chagas que, en 1909, descubrió el agente causal de la enfermedad y describió el mecanismo a través del que se producía el contagio al ser humano. El mal de Chagas-Mazza (tal como también se lo conoce en homenaje al médico argentino que, en 1926, ratificó los hallazgos de su par brasileño, revelando que, en la Argentina, la enfermedad tenía carácter de endemia) existe sólo en América.
Se han identificado tres vías de contagio: vectorial, a través de la vinchuca; congénita, por medio de la placenta durante el embarazo o el parto; y transfusional, en las dona- ciones de sangre. Al ser una enfermedad en la mayoría de los casos no posee síntomas específicos, se hace difícil el diagnóstico temprano.
La fase aguda, es cuando el parásito recién ingresa al organismo y circula en la sangre, puede durar de 2 a 4 meses posteriores al contagio.
El mal también causa una cardiopatía que no aparece en todos los pacientes, por lo que algunos llegan a los 80 años con normalidad y otros necesitan usar marcapasos desde los 30 o 40 años. El enfermo, si bien tiene complicaciones cardiológicas o digestivas, puede trabajar normalmente y seguir con el Chagas toda su vida. En muchos casos
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