El Comité de Transparencia de la provincia de Buenos Aires en La Plata se reunió estando presentes el secretario de Derechos Humanos, Remo Carlotto; la subsecretaria de Derechos Humanos, Sara Cobacho; los representantes del Ministerio de Seguridad, Esther Noat, Esteban Bontempi y Sergio Anauti; y los funcionarios de la cartera de Justicia, Osvaldo Marcossi y Juan Scatolini.
Por el Consejo Consultivo participaron Pablo Pimentel (APDH-La Matanza), Raquel Witis, Sabina Sotelo (presidenta de la Organización por la Vida), Antonia Segarra (Abuelas de Plaza de Mayo, Mar del Plata), Lila Mannuwall (en representación del diputado nacional Francisco Gutiérrez) y Juan Carlos Ledesma (por el diputado provincial Alfredo Antanuccio).
En el encuentro el Comité admitió su preocupación por el incremento y la precariedad de niños y adolescentes bonaerenses con causas judiciales. De esta manera lo manifestaron miembros del Consejo Consultivo, quienes aseguraron que el número de sentencias con graves condenas fue aumentando entre los jóvenes, y que los mismos no tienen el derecho a la debida defensa en juicio.
Para ello, el Comité fue exhortado a que eleve a las direcciones correspondientes la necesidad de la inmediata sanción de una ley que garantice el debido proceso a los menores de 18 años.
También consideraron como una necesidad que la nueva ley privilegie el fortalecimiento de las familias y de las políticas sociales, para poder responder a los problemas de los niños y adolescentes que se enfrentan con mayores conflictos.
Por último se solicitó a los miembros del Consejo y representantes de otros organismos comunitarios a que participen en las visitas a institutos de menores, comisarías y unidades penitenciarias que realiza periódicamente el Gobierno provincial.
El Caso Colón
El incremento de causas judiciales con menores y el agravamiento de las mismas también se observa en la ciudad de Colón. En este sentido, la falta de visión de la dirigencia política se podría sintetizar con una frase “la década perdida”. En este momento, existen en las cárceles de la región e institutos de menores más de una veintena de adolescentes y jóvenes oriundos de la ciudad que tienen entre 16 y 21 años.
El ejemplo es contundente, estos chicos cuando tenían 10,11 o 12 años, comenzaron con delitos menores y terminaron asaltando comercios y en algunos casos hasta baleando a sus propietarios. En el proceso de judicilización de ese chico poco y nada se hizo para contenerlo y “mostrarle” que existe un camino alternativo.
Tal ves el ejemplo más patético es un adolescente que fue recibido como el héroe de una olimpiada griega al ganar una medalla dorada en los Torneos Bonaerenses Juveniles Bonaerenses. Cuando el palco se desarmó, los aplausos y los vivas se acallaron y la tarde de gloria termino, el chico se encontró solo y abandonado y con grandes problemas de conducta. El final de su padecimiento llegó cuando decidió quitarse la vida.
El centro de contención que promueve la jueza de menores Zulema Corona, es importante y podemos decir sin antecedentes en la Departamental. El motivo es suficiente para no fracasar.
El lugar estará en nuestra ciudad y no debe ser un lugar de “deposito” de menores en peligro, tratando de tapar una realidad. En este sentido, es recomendable que se estudie un proyecto viable y distinto a los existentes.
La granja educativa sería una forma ambiciosa de recuperación y además se podría utilizar como para que los alumnos “comunes” de nuestros establecimientos escolares pueden acceder a “vivencias ya pérdidas. Donde estamos parados
El mejor inicio del proyecto sería saber donde “estamos parados” con la minoridad. En nuestra región y también en nuestra ciudad no existe una información precisa de la minoridad en riesgo. Estamos seguros que ninguna autoridad judicial, ni de gobierno municipal o provincial, nos puede decir cuantos menores tienen causas judiciales, y en que número.
También no podrían decir cual es el entorno familiar y que tratamiento de contención social, sicológico o de asistencia recibió desde su primer delito judicializado y los motivos por lo cual se supone que delinque (drogas, entorno familiar, problemas de adaptación, personalidad agresiva, etc).
Es fundamental saber donde estamos parados para determinar que casa y plan de contención queremos para Colón.
El trabajo que realizamos en el presente, es el mejor reaseguro de un plan de seguridad en serio y no un maquillaje. Además si lo proyectamos en el tiempo serán los policías que no necesitaremos, las armas que no compraremos, las alarmas domiciliarias que no instalaremos, los muertos que no enterraremos, los asaltos que no se realizaran y los calabozos que no construiremos.
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