Esta tendencia abre una oportunidad comercial a los productores de plantas aromáticas, las que son utilizadas como hierbas secas o para la extracción de «aceites esenciales», sustancias que brindan aromas y sabores característicos.
Tradicionalmente son cultivadas en explotaciones medianas y pequeñas, y a sus propietarios les resulta costoso el asesoramiento de técnicos particulares. Como alternativa pueden recurrir a expertos universitarios. En base a entrevistas realizadas por la Comisión de Investigaciones Científicas bonaerenses a profesionales de las cátedras de Fitoquímica y de Cultivos Industriales de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de La Plata, se han detectado cuáles son las especies con mayor potencial económico.
Aromas tentadores
«La hierba aromática seca más promisoria en nuestro país es el orégano, con un consumo anual de unas 1800 toneladas. La producción local cubre menos de la mitad; aumentando su cultivo podrían sustituirse las importaciones y aún exportar a países limítrofes. Otras hierbas de cocina, como el tomillo y la salvia, también tienen una interesante perspectiva comercial», explicó el Ingeniero Agrónomo Jorge Ringuelet, profesor de la cátedra de Fitoquímica. Asimismo destaca las posibilidades de la «menta piperita» o «menta inglesa», muy utilizada para dar el sabor «peppermint» a golosinas y bebidas. Lograron adaptar su cultivo en la Estación Experimental de la Facultad y obtuvieron una menta de buena calidad y rendimiento. Parte de los plantines son vendidos a los productores, ya que estas especies no se reproducen por semillas.
Aceites esenciales
En las plantas aromáticas se encuentra una apreciada mezcla de compuestos químicos volátiles: los aceites esenciales. «Su composición varía según la región y el clima en que crece la planta, el método de cultivo y la forma y momento de cosecha. En nuestro laboratorio evaluamos el rendimiento, la calidad y los métodos de obtención de esencias, empleando nuestro propio equipo de destilación», señalaron investigadores de la Universidad de La Plata.
La extracción de aceites esenciales de hojas o flores debe hacerse a poco de recogerlas y se efectúa en las inmediaciones de los cultivos, en equipos de destilación pequeños. Pero justamente esta característica convierte al proceso en una empresa de interés para productores de capital reducido.
Entre las esencias que pueden competir en el mercado internacional por calidad y costo, Jorge Ringuelet destacó las obtenidas de los «lavandines», plantas parientes de las lavandas. Existen cultivos en la provincia de Buenos Aires y la producción se comercializa en los mercados de flores secas. La extracción de la esencia es escasa, pero si aumentara podría dársele usos industriales, principalmente para perfumar jabones y desodorantes.
«Para poder ganar los mercados se necesita obtener productos de buena calidad. Nuestro equipo de trabajo brinda a los productores sus conocimientos a través de cursos para el manejo de los cultivos y de los procesos de destilación. Debido a la diversidad de destiladores existentes, no pueden darse parámetros de trabajo uniformes y empleamos nuestro ‘know how’ para fijar los valores de presión, temperatura, etc. óptimos para cada modelo», finalizó Ringuelet
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