En nuestra ciudad existen jóvenes que llegaron a la última etapa del consumo (tenían alucinaciones, estaban agresivos) y buscaron desesperadamente ayuda. Solamente por delante tenían una muerte segura. Una nena de 12 años, meses atrás, estuvo en tratamiento porque consumía estupefacientes (marihuana).
En muchos sectores la problemática aparece como indiferente a pesar que ataca a sus hijos... Aunque ninguna sociedad se suicida y se van creando los anticuerpos necesarios para combatir el mayor flagelo de nuestra época.
En los últimos años, si realizáramos un exhaustivo estudio podríamos afirmar que la mayoría de los jóvenes de nuestra ciudad con problemas delictivos (robo, robo calificado, hurtos), por un gran número de carencia, primero ingresaron al “mundo” del consumo de estupefaciente y luego fueron descendiendo al “infierno” y en el presente pueblan muchas las cárceles de Junín y San Nicolás o todavía son menores ( algunos en Institutos y otros todavía con sus familias)
Colón
La actualidad de nuestra ciudad es compleja, debido a que existe un alto de consumo de alcohol (la primer puerta de ingreso a drogas más pesadas) y no hay programas serios de “contención y educación”. Las versiones que circulan indican que además como consecuencia del alcohol, existe un alto consumo de marihuana y cocaína.
En este caso, por una cuestión económica estaría avanzando a pasos agigantados el consumo de marihuana entre la población adolescente (la causa sería el bajo precio del cigarrillo que se vendería a dos pesos entre semana y a tres los viernes sábados y domingos por una mayor demanda)
En este sentido, la marihuana se habría transformado en los últimos dos años en lo que se conoce comúnmente como “droga social”. Está modalidad estaría ya muy alejada de aquellos grupos de jóvenes ( 25 años atrás) que se reunían a escondidas en alguna casa quinta de la periferia a fumar.
Las versiones indican que los dealers (vendedores) se encuentran en todos lados y merodean los sitios con alto concentración de jóvenes. La marihuana en nuestra ciudad es muy fácil de encontrar y comprar. Las “mulas” o “camellos” vendrían con los cargamentos del conurbano bonaerense y de Rosario, incluso de ciudades más cercanas. En este sentido, hace pocas semanas la policía santa-fesina detuvo a dos jóvenes estudiantes oriundos de Venado Tuerto y que tenían en sus mochilas un “cargamento” de varios kilos que iba a ser llevado a su ciudad para comercializar.
Las versiones indican que los primeros “porros” se regalan, luego viene la necesidad y si no existe posibilidad económica, el enfermo por el consumo de drogas, comienza su camino en delitos menores como una fuente de ingreso. En Colón recientemente, la Justicia Federal de Rosario condenó a una persona de apellido Medina a 5 años y seis meses de prisión.
En la causa judicial consta que la compra de los consumidores, muchas veces se realizaba mediante el llamado a dos teléfonos celulares que habían sido intervenidos. Un pesquisa en esa ocasión habría señalado que el mapa del consumo era preocupante. Sin embargo en otra causa judicial que no se profundizó dos chicas con problemas en el consumo de drogas habrían dado otros teléfonos de dealers. Casos
La situación en la región es grave. En Arrecifes el tema se debatió profundamente, luego que se encontrara una alumna que comercializaba marihuana en el interior de su propia escuela. Los grandes traficantes que aprovisionan de drogas casi siempre utilizan nombres falsos y los grandes “dealers” colo-nenses se esconden detrás de personas no sospechadas para hacer llegar “su veneno” a los clientes. Los códigos que enseñan a los consumidores son difícil de romper.
En Colón las versiones indican que existe grupos que compran marihuana en común y se encuentran en casas para fumar en las denominadas tuqueras. El ritual ( muy parecido a los que realizaban los indios en la época de preconquista) parece extenderse.
El otro problema sería la cocaína. El precio de transacción sería “barato” debido a que tendría “demasiados cortes (maizena, talco blanco, etc)”. La mejor calidad de cocaína entraría casi pura a los círculos de mayor poder económico. La realidad parece agobiarnos pero... ninguna sociedad se suicida.
La ciudad de Venado Tuerto es una de las más grandes de la región. Según un informe publicado en el diario La Capital la preocupación de las autoridades es muy grande. Los dueños de boliches bailables y pubs de la zona manifestaron su preocupación por el incremento de la circulación de sustancias peligrosas durante los fines de semana en distintos sitios de la ciudad.
Algunos llaman la atención sobre el desembarco de la droga conocida como éxtasis y las bebidas energizantes -éstas son de venta legal- pero no es menos grave el consumo, entre los jóvenes, de cocaína, marihuana y fundamentalmente alcohol.
Parte de este panorama lo constituyen las drogas. El empresario Daniel Bertoni, desde hace años dueño de boliches y pubs en la zona, apuntó contra el éxtasis. «Hay que tener cuidado y vigilar el consumo de esa droga, que es muy peligrosa y adictiva. Viene haciendo estragos en la costa y hay algunos indicios de que se está empezando a consumir acá», disparó, sin aportar más datos, antes de advertir: «Para poder evitar males mayores hay que prevenir».
Para otro empresario de la noche, quien prefirió mantener su identidad en reserva, «hay mucha hipocresía en torno al tema de las drogas, que empieza con el consumo de alcohol y no para hasta las drogas más pesadas». Además se refirió a las novedosas bebidas energizantes, sin alcohol y de venta legal, pero con severas contraindicaciones por su elevado contenido de cafeína y otros estimulantes.
«La hipocresía comienza en los lugares donde se les permite el ingreso a menores y les venden tranquilamente esas bebidas, que mezcladas con alcohol producen un estado de exaltación en los pibes que a veces se hace incontrolable en los boliches», dijo el empresario.
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