Habida cuenta que -según el mismo informe- “no habría evidencia del crimen y Natalia no habría muerto estrangulada”, definición que podría cambiar radicalmente la “historia” de este caso.
En resumidas cuentas, el dictamen o informe elaborado por la mencionada Secretaría pone en duda las causas que habrían esgrimido los jueces que entendieron en la causa para condenar a los padres de Natalia, hoy detenidos en la Alcaidía de Melincué, como así también sugiere que el proceso que se les sigue tanto a Fraticelli como a su esposa, “tiene graves irregularidades y esos errores fueron determinantes para que los condenaran a prisión perpetua como autores del homicidio”. Según reza el informe, para los abogados que lo elaboraron “no hay certeza de que Natalia haya sido estrangulada, como dijeron los veredictos que condenaron a la pareja”, mientras que también sostienen que “para esta resolución fue importante el informe del Dr. Ulises Cardoso, quien sostuvo siempre que no hubo marcas de estrangulamiento en el cuello de Natalia”.
Paralelamente, salieron a relucir muchas irregularidades que hubo en el proceso, tal como el punto en el que se deja en claro que “el forense que hizo la autopsia del cadáver de Natalia tiró a la basura el cerebro de la adolescente, en lugar de conservarlo para futuros análisis”, en clara referencia a Luis Petinari, mientras que por otra parte se deja en claro que “en la única foto que se conservó del cerebro, no aparecen huellas de estrangulamiento”, lo que abre un paradigma de subjetividades. Lo cierto es que el informe de la Secretaría de Estado de Derechos Humanos apunta a la hipótesis del suicidio de Natalia, y destaca que “hay dos miembros de la Cámara Penal de Venado Tuerto que ya admitieron que la investigación fue defectuosa y expresaron sus dudas sobre la confiabilidad de las pruebas en las que se basó esta sentencia”.
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