El doctor Hernán Aguilar de 42 años, es cirujano plástico del Hospital Italiano y coordinador del Área de Quemados de Ia Unidad de Terapia Intensiva de Adultos, y junto al subjefe del servicio de Cirugía Plástica del mismo hospital, Horacio Mayer, desarrollaron una máscara para reconstrucción facial.
Hernan Aguilar nació en Zárate; cursó sus estudios primarios en Ia Escuela Nro.1, mientras que el secundario lo cursó en el Colegio Nacional de esa ciudad. A los 18 años se instala a estudiar en Capital Federal, ingresando a Ia carrera de Medicina en la UBA.
Según publica la Voz de Zarate , Aguilar fue docente de Anatomía, realizando su primera residencia de cuatro años en Cirugía General en el HospitaI Español. Luego tres años más de Cirugía Plástica en el Hospital Italiano, hasta que su perfeccionamiento lo llevó a Galveston, Texas, en EEUU.
La ciudad de Galveston se encuentra a 30 millas de Houston: una zona de extracción de petróleo donde los hospitales suelen recibir emergencias por casos de graves quemaduras. De hecho, allí se encuentra Ia unidad de quemados más grande de Estados Unidos. Fue en Ia Universidad de Texas donde Hernán residió durante un año y medio, jugando en “Ias grandes ligas’.
Hace un año, se le presentó un grave problema. Un hombre de 38 años ingresó al hospital con un grave cuadro: presentaba el 40% de su cuerpo quemado, incluida Ia cara. Su camioneta había explotado cuando se dirigía a su trabajo, afectando también sus piernas y manos. Luego de salvarle Ia vida los cirujanos comenzaron a trabajar en Ia reconstrucción facial del paciente.
Técnica convencional
Hasta ese momento Ias técnicas quirúrgicas convencionales no garantizaban una exitosa reconstrucción del rostro; por el contrario, dadas Ias particularidades morfológicas y Ia constante exposición al movimiento, resultaba casi imposible obtener los resultados esperados. Para dimensionar Ia importancia del desarrollo de Aguilar, es necesario saber que Ia piel se encuentra compuesta por diez capas; Ias interiores, son Ias únicas con poder para regenerarse.
Cuando un paciente ingresa con tal cuadro de gravedad, lo primero que hacen los cirujanos es realizar la remoción de toda Ia piel muerta de la cara. Luego, los profesionales colocan injertos de piel sintética, que en realidad es piel de vaca o cerdo, a Ia cual mediante un proceso de radiación, se eliminan todas Ias células animales, manteniendo Ia estructura.
Las células humanas migran, se alojan en esa estructura y empiezan a crecer allí. Hasta aquí, no hablamos más que del método convencional, pero en este punto, Ia historia toma un camino divergente.
Fijación del injerto
Para continuar el tratamiento, el método implementado hasta el momento, utilizaría vendas o apósitos para “mantener” Ia piel artificial en su lugar, a Ia espera de que los vasos sanguíneos comiencen a nutrir esa membrana y Ia hagan vivir.
Pero lo que no está fijo, no prende. Una cosa es fijar Ia zona con vendaje en un brazo, y dejarlo inmóvil; pero otra muy distinta es tratar de fijar Ia cara, donde se producen innumerables movimientos. La fijación es importante, porque una vez que Ia piel sintética recupere Ia función, el cirujano podría extraer Ias capas superiores de Ia piel del paciente, de otra parte del cuerpo, para su colocación en el rostro, en lo que se conoce como “injerto de piel total”.
Nueva técnica
El método desarrollado por Aguilar y Mayer pone en crisis Ias técnicas tradicionales. Luego de retirarle Ia piel muerta al paciente, mediante Ia utilización de un Ipad y un software llamado Crisalix, se hace un escaneo de Ia superficie del rostro, lo que permite realizar un mapeo digital de Ia cara, y Ia creación de un archivo imprimible.
Crisalix, es una empresa de origen suizo, que trabajó junto a Hernán Aguilar, quien también es Analista Programador, en el desarrollo del software de acuerdo a Ias necesidades de los cirujanos. El desarrollo para programar Ia parte imprimible de ese escaneo, llevó una inversión de casi 100 mil dólares.
Máscara fijadora
Con el archivo imprimible y una impresora 3D se realizó una máscara a medida del paciente, que garantiza Ia preservación intacta de los injertos de piel sintética, que deberán permanecer 21 días cubiertos. Luego, al retirar Ia
máscara, Ia piel de cerdo o vaca estará pegada, y a ella se le añadirán Ias capas de piel extraídas de otra parte del cuerpo del paciente, en este caso, de Ia zona del tórax.
Tras una semana, esas capas también estarán pegadas: pero el paciente deberá continuar utilizando Ia máscara para generar presión sobre Ias cicatrices y disminuir Ia hipertrofia cicatrizante(INFOGEI)