28/06/2002

Gasoleros

La crisis reinante en el país obligó a que la clase media cambiara sus hábitos de consumo. Cómo afecta a los colonenses la situación económica y social actual.En un principio fueron los “piqueteros” en Salta y Jujuy.
Bajo la dirección del “Perro Santillán”, un grupo de ciudadanos habitantes del norte del país comenzaron a pedir entrar en un “sistema” despiadado, del cual no formaban parte.

No querían hacer una “revolución”. Sólo se sentían excluidos.
Los focos de protesta fueron cambiando de lugar pero siempre tenían el mismo objetivo: un modelo neoliberal que provocaba que una gran parte de la población no alcanzara a satisfacer necesidades mínimas básicas.
Luego llegó la protesta de Cutral-Co, que costó la vida de aquella maestra que muchas personas ya ni recordarán su nombre: Teresa Rodríguez. Después fue la Carpa Blanca de los maestros o la protesta de los jueves en Plaza de Mayo de los jubilados. Pero eran focos dispersos.
Con la llegada en diciembre último del “corralito” se vio afectada una gran parte de la población: la castigada y aún sobreviviente clase media. Entonces el país se levantó. Por primera vez hubo “conciencia de clase” y la protesta unió a trabajadores, jubilados, estudiantes, desocupados. La gente salió a las calles y la cacerola se transformó en un emblema de lucha.
Esa misma clase media que antes hacía oídos sordos a las protestas, o que solo las miraba por TV, se convirtió en protagonista. Y comenzó a sufrir en “carne propia” las desventuras de un modelo económico y social feroz.
La devaluación terminó de herir el poco poder adquisitivo de aquellos que mínimamente eran los consumidores masivos. Y provocó cambios de costumbres drásticos.
La austeridad, el control de gastos, la búsqueda de precios, la supresión comenzaron a ser consignas de todos los días.
El “crédito dorado” se terminó y las ventas cayeron abruptamente.
“Antes iba al supermercado y compraba todo lo que necesitaba, hoy me conformo con traer lo indispensable”, nos cuenta Adriana, una ama de casa que dice “comprar una cosa en un supermercado y otra en otro, para ahorrar”

  • CAMBIO DE HABITO
  • Muchos hábitos tuvieron que ser suplantados. Por ejemplo existen muchos casos de familias que optaron por dejar de enviar a sus hijos a un colegio privado y, en su lugar, concurren a la escuela pública. “La verdad es que con esta situación no podía más enviar a mi hija a esa escuela. Lo lamento porque siempre pense que la educación era una prioridad, pero con lo que pagaba de cuota hoy tengo que cubrir otros gastos más indispensables”, relata una mamá cuya hija concurría a una escuela privada de la ciudad.
    Otros por ejemplo decidieron economizar dejando el auto en el garaje de su casa y comenzaron a movilizarse a pie o en bicicleta, debido al gran aumento de la nafta y el gasoil.
    En las grandes ciudades, como Buenos Aires o Rosario, es notable la disminución de tráfico de automóviles y el aumento de ciclistas. Los gobernantes ya están pensando en medidas que regulen la circulación de esta nueva y creciente movilidad. Se estudia la creación de “bici-sendas”, con el fin de que los ciclistas posean un carril por donde circular.
    Otro rubro que se vio afectado por la devaluación fue el de perfumería. Ante la pregunta acerca de cómo varió el consumo, los dueños de dichos comercios nos explicaron “Las ventas de perfumes importados cayeron en una proporción elevadísima. Un producto que se vio afectado sensiblemente fue el de los pañales descartables, que aumentaron en un 100 % en algunos casos”
    Muchas madres debieron suprimir el uso de los pañales descartables o alternarlos por los famosos “chiripá de tela”, con el cual se crió a las generaciones que hoy tienen más de 20 años.

  • NADA SE TIRA, TODO SE TRANSFORMA
  • Una nueva modalidad volvió a implantarse, el llevar a reparar los electrodomésticos. Antes, al romperse una plancha o el televisor, era más factible que se comprara uno nuevo en cuotas “porque el llevarlo al service costaba prácticamente como adquirir un producto nuevo”
    Hoy, el elevadísimo precio de los productos importados y el recorte en el crédito produce que, ante la rotura de un electrodoméstico, se lleve al mismo al servicio técnico. Así, televisores, videocaseteras, lavarropas, equipos de audio y heladeras vuelven al clásico “taller”.
    En tiempos de crisis la población optó por la frase “Nada se pierde, todo se repara” Y muchas personas encontraron una nueva salida laboral al abrir un taller.
    Mario nos comenta que “ante la llegada del mundial se incrementaron muchísimo los arreglos a televisores” Muchos soñaron con ver el Mundial Corea- Japón en un televisor 27 pulgadas. Hoy deben conformarse con mirarlo en uno de 20 que estaba por ser desechado y que ahora ‘es un lujo”

  • SERVICIOS DE LUJO
  • El teléfono es un servicio al que muchos colonenses se están adaptando a no usar. Las largas conversaciones “de la nena” no son más que una vieja costumbre. En muchos hogares de nuestra ciudad el servicio para realizar llamadas ha sido cortado y solo se mantiene la línea para recibir llamadas. Se produjo un aumento en el uso de la tarjeta para realizar las mismas.
    El cable es otro servicio al que muchos están optando por dejar. Ante la inminencia de la llegada de la repetidora que transmitirá canal 3 y 5 muchos usuarios decidieron borrarse de la señal. El aumento de la cuota se hizo insostenible para muchos hogares, en los cuales se volverá a la vieja antena.

  • TODO TIEMPO PASADO FUE MEJOR?
  • Los tiempos cambian. Las costumbres también. Solo queda la nostalgia de los buenos tiempos y la esperanza de que el sacrificio valga la pena, que esta modalidad gasolera sea transitoria y que el imaginario reinante de que “mis hijos estarán peor que yo”, sea solo un fantasma que nos asuste por poco tiempo.




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