07/06/2002
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La Cámara Federal dicto sentencia
El “Chileno” Marchioni recién recobrará la libertad en el año 2007. Estará en un pabellón especial para su recuperación. “No soy santo... pero tampoco un ogro” clamó el acusado.
El ciudadano chileno Juan Carlos Mar-chioni Robles fue sentenciado a seis años de prisión en un Instituto Carcelario por infringir la ley de estupefacientes. La Cámara Federal de Rosario pidió además que sea enviado a un pabellón donde se pueda rehabilitar. El fallo salió dividido votando el Dr. Santiago Huarte en disidencia parcial.
El “chileno” Marchioni fue detenido por la policía cuando allanaron su casa el 30 de junio del 2001 y cumplirá la condena el 30 de julio del 2007.
En su descargo y antes que sea leída la sentencia, el acusado visiblemente emocionado señaló a los jueces: “ Yo quiero... que el Tribunal sepa que no soy un santo pero tampoco soy el ogro... tengo algunas responsabilidades pero no todas... no lo niego, además quiero que se tome en cuenta mis condiciones físicas...”.
Al comienzo del juicio en su declaración ante los jueces había admitido “Consumir” pero no “comercializar”.
El acusado se observaba con un mejor estado físico. El aspecto distaba mucho de aquel hombre que fue detenido con ropas sucias y barba de varios días. En esta ocasión y mientras duro el juicio estuvo bien peinado, recién afeitado y lucía un buzo azul, vaqueros gastados y zapatillas de lona color azul. La vestimenta estaba impecable. Los diálogos con su defensora eran frecuentes, se mostraba tranquilo y sin nervios.
El fiscal Erick Franc War había pedido siete años de prisión y una multa de 250 pesos, acusándolo como responsable de comercialización de estupefacientes a menores de edad.
En tanto la defensora oficial Dra. Beatriz Caballero, atacó la investigación policial y los datos reunidos por los policías y los catalogo de “insuficientes”. “No se pudo comprobar la venta de estupefacientes en forma directa” argumentó.
Además dijo: “En junio del 2001 Marchioni no podía con su propia alma, menos se podía encargar de sus hijas”. “ Las adolescentes que iban a su casa era por amistad con sus hijas”. Por último, “que los 30 gramos de marihuana hallada y la “tuquera” (pipa para fumar) era para consumo personal del acusado”.
Una bomba
La defensora además tiró una bomba judicial y policial, al decir que existe una denuncia en el juzgado Federal de San Nicolás, donde un testigo de identidad reservada acusa a una persona con domicilio en barrio Las Lilas de vender estupefacientes y que todos los adictos de Colón le compran drogas. Esta persona además sería familiar de policía de Colón y puso un manto de sospechas en esta frase. Por último, argumentó que a pesar de que el testigo con identidad reservada presentó la denuncia el 2 de octubre de 2001 todavía no existen avances en la investigación y ratificada dos semanas después.
Iceberg
El juicio oral y público al ciudadano chileno Juan Carlos Marchioni Robles, con domicilio en calle 22 entre 55 y 56, pone un punto de inflexión en la problemática del consumo de estupefacientes en nuestra ciudad. La sensación de mayoría de los presentes luego de tres días de trámite judicial y donde desfilaron más de 20 testigos, es que el acusado es un pequeño engranaje de una máquina más infernal con decenas de engranajes similares que son arrastrados por un motor o cabeza. Las autoridades políticas y de seguridad deben ahora buscar descabezar esa presunta organización.
El tribunal
Colón Doce, adelantó en forma exclusiva que Cámara Federal de Rosario integrada por la Dra. Laura Inés Casiday, Osmar Paulocci y Santiago Huarte se prepararon estudiando minuciosamente la causa judicial.
Era la tercera ocasión que los magistrados salían por un juicio oral y público de Rosario. Las ciudades de Campana y Zárate fueron las pioneras.
La causa judicial fue abierta por el comisario Roberto Silva a través de sendos recortes periodísticos. A principio del año 2001 fueron varios los menores que ingresaron con síntomas de sobre-dosis en el Hospital Municipal. El último echo se dio a mediados de año una noche muy fría en cercanías de 42 y 25, cuando una menor de 13 años fue encontrada totalmente “sacada” y entre medio de temblores y sollozos afirmó: “ el chileno me dio alcohol y porros de marihuana”.
En el juicio oral y público la mayoría de los menores que declararon reconocieron que Marchioni les vendía droga.
También un joven dijo que a la casa de calle 22 entre 55 y 56 concurrían adolescentes y jóvenes de diversas edades a comprar marihuana.
La policía Federal comenzó una investigación que se precipitó el 6 de junio del 2001 cuando efectivos conjuntos de operaciones complejas, federal y policías locales realizaron el allanamiento en la vivienda de Marchioni.
En el lugar se encontró nueve en-voltorios de marihuana que representaban 30 gramos, además de diversas pastillas y una “tuca”.
Lastima
El testimonio de los menores de edad fue conmovedor y mostró con crudeza la problemática de las adicciones. Un menor de 17 años que sufrió cuatro episodios de sobredosis acusó a Marchioni de venderle “pasta” (pastillas de Roibnol).
El joven se quebró y rompió en llanto. En este caso puntual, el acusado Marchioni fue sobreseído por la Cámara Federal.
Retenidos
La socióloga Adriana Prado se negó en una parte de su declaración a dar información amparándose en el secreto profesional. La jueza trató de persuadirla incluso llamó a un joven para relevarla del mismo. La profesional siguió en su postura y fue retenida por el lapso de una hora en la sala contigua.
También un policía de apellido Celli estuvo dubitativo en su declaración y no recordó con exactitud un procedimiento. El uniformado se contradijo con el acta firmada luego de encontrar a una menor con sobredosis en 42 y 25, y donde la adolescente afirmaba: “ el alcohol y los porros de marihuana me la dio el chileno”. El policía no recordó esta frase y fue retenido a la espera de una declaración de su compañero (Burzio) que también estuvo en el mismo operativo en auxilio de la chica con sobredosis. Burzio ratificó los dichos en el acta y libero de esta forma a Celli.
Tal vez la frase más dramática la dijo Marchioni: “ acá me acusan a mí pero cualquiera puede mirar a la plaza y darse cuenta que a pleno día existen jóvenes que se drogan”.
También se demostró la carencia de elementos que tiene la policía. Un hombre de inteligencia de la policía Federal durante la investigación pudo solamente sacar una foto de la casa donde vía Marchioni. La foto debió ser tomada de muy lejos por carecer de teleobjetivo y finalmente sirvió para que la defensora dijera “solamente hay una foto y tomada de lejos”.
Colón Doce preguntó a uno de los Camaristas actuantes “Si Marchioni dice quien le proveía de droga y esto se comprobara podría haber una reducción de pena”. El magistrado contestó que de “comprobarse hipotéticamente una denuncia de este tipo se podría reunir nuevamente la Cámara Federal para revisión de la causa judicial y tratar el tema de reducción de condena”.
Partes del fallo judicial
El fallo 119 del 2002. Dice: “En la ciudad de Colón Provincia de Buenos Aires a los cinco días del mes de junio 2002, el Tribunal Oral en lo Penal en lo Criminal Federal Nº 1 de la ciudad de Rosario, concluido en las salas de sesiones del Honorable Concejo Deliberante en autos 20/02 caratulado Marchioni Robles sobre ley 23737...”.
En otra parte señala: “Disponiéndose una medida de seguridad curativa Art.16 de la ley 23737 por el tiempo necesario para rehabilitación, dándosele intervención al Sr. Juez en su ejecución a sus efectos ordenando al Servicio Penitenciario Federal, el alojamiento del condenado en un Instituto que resulte adecuado a los padecimientos y signos que presenta conforme a los antecedentes médicos obrantes en la causa”.
Al final dice “Por los delitos impuestos punto 1º del fallo que antecede, reduciéndose la pena que corresponde aplicar a cinco años y seis meses de prisión, multa de 250 pesos”.
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