12/04/2002
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Los aumentos en la carne
El consumo de carne cayó estrepitosamente. Los precios se tornan inaccesibles. Explicamos el mecanismo de la actual estampida del principal alimento argentino.
El deterioro en el consumo de uno de los principales alimentos en el país no tienen punto de referencia similar en los últimos 12 años.
En Colón los cortes en las 47 bocas de expendio que atienden a los 23 mil habitantes subieron entre un 30 a 40 por ciento. En estos momentos los abastecedores ingresan animales de mayor peso (vacas y novillos) y de menor calidad en cuanto a su tipifi-cación y grado de grasa.
El consumidor acorralado por la incipiente inflación y la reducción en los sueldos realizó un corrimiento en los hábitos de consumo. Según las consultas realizadas a los carniceros locales existe un mayor consumo de los cortes de cuarto delantero (aguja, bifes anchos, puchero, falda, etc.) en desmedro de los cortes del cuarto trasero (Peceto, lomo, cuadril, tapa de cuadril, bola de lomo, bife angosto, colita de cuadril).
Además los datos de los comerciantes indican que existe un mejor aprovechamiento de las vísceras como hígado, corazón, centro de entraña, rabo etc.
Por otro lado, es llamativo el volumen de milanesas preparadas que se vende en los comercios y que permite un ingreso en las flacas arcas de los propietarios.
La inflación
Tal cual lo adelantará Colón Doce hace un mes y medio, la apertura de las exportaciones iba a disparar los precios del mercado interno tornando casi privativo el consumo de carne. Las cuotas Hilton son muy bien pagadas y un kilo de lomo en la exportación ve casi cuadriplicado su valor. Los Frigoríficos exportadores ante el interés económico, hacen presión en el mercado subiendo el kilo vivo a valores inalcanzables para el consumo interno. Además, la hacienda de exportación es más pesada. Si un productor tiene un novillo de 450 kilos, prefiere retenerlo, llevarlo a 500 kilos, que es un peso para exportar y venderlo al exterior, que paga más que el mercado interno.
El aumento de los precios en las carnicerías llega a más de un 40 por ciento. El principal factor es la apertura de los mercados.
El consumo
En el país se faena entre 12 y 13 millones de cabezas vacunas anuales. Los técnicos indican que no se puede superar el 20 por ciento del total del rodeo para no comenzar la liquidación de stock.
En el país se llegó a consumir 100 kilos de carne por habitante y por año. Las autoridades en muchos pasajes de la historia tuvieron un “precio político” para el vacuno, debido a las consecuencias económicas y sociales que podría acarrear.
Un trabajo en la década del sesenta y los setenta marcaba que la subida del precio del vacuno y la caída del consumo traía graves consecuencias políticas. En este sentido, cuando debido a lo inaccesible del valor de la carne el consumo descendía a menos de 60 kilos por año y por habitante había serias consecuencias sociales y hasta “marcaba” sin ningún tipo de error los golpes militares.
Los gobiernos realizaban un seguimiento pormenorizado. En la época del gobierno de Raúl Alfonsín se detectó la maniobra de un conocido matarife, celebre por evasión fiscal y peleas en cámara de televisión que había ordenado comprar durante dos jornadas toda la hacienda ingresada en el Mercado de Liniers. El motivo era obvio. Quería que subiera el precio de este artículo y repercutiera en los niveles de inflación, cuando apenas faltaban 15 días para las elecciones nacionales.. Cabe destacar que en esos años el Indec media distintos los índices. En este sentido, cada siete puntos de alza en el precio del vacuno subía un punto la inflación.
Por otro lado, la carne vacuna es considerada culturalmente un precio de referente, por lo que su aumento hace despegar otros artículos del rubro alimenticios que actúan como sustitutos: fideos, pollo, pescado, arroz etc.
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