12/04/2002
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La degradación de la sociedad
Colón Doce hace cuatro ediciones abordó la temática del robo famélico en nuestra ciudad. Las características de algunos ilícitos nos indicaba que había un alto porcentaje que se podría encuadrar en esta denominación. El domingo Clarín en nota destacada del suplemento “La Zona” hace referencia a «Los cuatreros del hambre».
El país vive la peor de las crisis económica- social. La ciudad de Colón no está ausente. Los ciudadanos –además- se quejan por la falta de seguridad y en las últimas semanas recrudeció la ola de robos y hurtos.
En solamente 72 horas los cuatreros faenaron una docena de vacunos. Los perjudicados fueron Juan Pollini (6 terneros), Juan Ledesma (1 vaca lechera y un novillo), Aldo Rossi (3 novillos), Flia Errati (1 novillo).
Las versiones indicaban que el producto del ilícito se comercializaba casa por casa. En los barrios Belgrano, Independencia y 9 de Julio, los vecinos señalaban a este medio (se publicó en pasada edición) que se ofrecía carne a 1,50 el kilo. También embutidos frescos a presos irrisorios, y hasta había una oferta de seis kilos de carne a ocho pesos.
Por otro lado, hace dos semanas se produjo el hurto de buena cantidad de pollos. En el mismo sector, la versión señalaba que las aves eran vendidas a dos pesos por unidad.
El viernes de madrugada la policía de delitos rurales con ayuda de efectivos locales, lograron detener a un cuatrero. Los uniformados rodearon un campo de la zona y pudieron detener a uno de los marginales.
En el procedimiento habrían fugado otros tres individuos. La persona detenida que se domicilia en barrio Belgrano, es un joven sin antecedentes en este rubro y además cuenta con familia y está desocupado.
El primer síntoma de la descomposición social y la primera reflexión es: Existen necesidad en los que cometen el ilícito, pero además los convecinos por necesidad adquieren la mercadería de origen ilícito y resguardan bajo siete llaves el nombre del vendedor.
Los almacenes
Por otro lado, existe una ola creciente de robos y hurtos en comercios locales. Los autores son jóvenes y adolescentes que arriesgan su libertad por alimentos (fiambres, fideos, golosinas, artículos de tocador, carne vacuna, pollos etc.). En la mayoría de los casos son personas con antecedentes e incluso que no tienen contención familiar y que miembros de su entorno aprovechan esta situación para poder sobrevivir (comer).
La segunda reflexión parte de las características de los ladrones y el tipo de mercadería que se apropian. La seguridad no solo es el trabajo policial, si no que además se debe poner énfasis en la función del Estado (provincial y Municipal) detectando a las familias que tienen estas características, para así brindarles contención social buscando solucionar la creciente tendencia que terminara por desbordarnos.
En este sentido, varios lectores se mostraron disconformes con la posibilidad de que personas con antecedentes policiales, tengan acceso a ciertas áreas municipales manejando las cajas de alimentos y tal actitud sería en corto plazo origen de una amplia protesta.
Seguridad
La policía local (que tiene además falencias en el sector de inteligencia) cuenta cada vez con menos recursos. Los patrulleros están inmovilizados por rotura y falta de mantenimiento. El partido cuenta con ochenta mil hectáreas y existe un solo patrullero en condiciones para prevenir los delitos rurales y que además debe hacer de “correo” para llevar presos a Pergamino. Colón Doce en varias ocasiones reclamó el pleno funcionamiento del Foro de Seguridad y hasta pidió la renuncia de los “calienta sillas”. Este organismo debe ser integrado por personas que conozcan la problemática en que estamos sumergidos y además con suficiente personalidad para reproducirlas ante quien corresponda.
Solamente podemos alertar que la problemática debe solucionarse de inmediato, porque de no ser así, puede imperar la “justicia por mano propia” con las consecuencias desgraciadas que está actitud tendrá en la población.
Clarín
En la nota de Clarín referida a los cuatreros se señaló “ Mejor si llueve, pero también es bueno que haya luna llena”. Agregó “ El invierno es la estación preferida porque anochece a las cinco y pico y las sombras se eternizan. Como fantasmas, hombres y mujeres rompen el alambre, algunos le pegan un tiro a la vaca o al ternero, y en menos de media hora –después de carnear a los apurones - se llevan las patas y el lomo del animal. Los más pobres cargan la pata al hombro, otros usan bicicletas, y los más “ricos” se valen del tradicional carrito tirado por un caballo. Hay que cruzar campos, romper otros alambres, esquivar pozos, tropezar en los caminos llenos de barro. Entonces, por fin, se llega a los barrios. La carne se reparte entre los vecinos o va a parar a las heladeras de ciertas carnicerías. Que la venden a precios muy baratos”.
“Es el pillaje propio de la marginalidad y la exclusión” argumentó el diario capitalino.
“Muchos confiesan que carnean animales para comer y para vender en las carnicerías, algunos venden la carne casa por casa” explica Clarín.
La metodología fue denunciada a nivel local por Colón Doce en la pasada edición y la remarcamos al comienzo de esta nota.
El delito se globaliza por necesidad y no por imitación. Es una premisa que debemos tener en cuenta desde la pequeña ciudad donde vivimos.
Invierno
La ola de delitos seguramente va a recrudecer en el invierno enmarcado en la profunda crisis social. Es hora que se comience a tomar las medidas preventivas buscando la solución integral a la problemática. La seguridad no solo pasa por la policía –el hilo más fino- si no que debe enmarcarse en una acción conjunta de la sociedad. El invierno será duro de pasar, pero no hagamos la política del cuervo y copiemos lo que hace la hormiga y de está forma lograremos prevenir el delito famélico.
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