02/03/2000
La carpa de la esperanza.
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La recesión avanza y son muchas las personas que tienen la necesidad de mitigar aspectos fundamental
En Colón 40 chicos del barrio Rivadavia ante la necesidad de recibir un plato de comida desafían las inclemencias del verano y comen en una carpa con piso de tierra.
En los últimos tiempos la situación se agravó y concurren también madres solteras y familias enteras que perdieron sus trabajos.
El comedor Evangelico de 44 y 26 que brindaba atención alimenticia a más de 40 chicos del barrio Rivadavia no pudo ser sostenido debido al oneroso alquiler , además el pago de todos los servicios.
Una salida digna y para no cortar este servicio tan necesario por estos días, fue la instalación de una carpa que oficie las veces de comedor en 46 y 129. Las condiciones no son las mejores, el calor y la falta de comodidad (baños incluidos) hace que la tarea no sea fácil.
Los componentes del grupo que atiende en el lugar debieron extremar su imaginación para construir un baño con paredes de chapa que los sacaran adelante en la emergencia.
La carpa tienen mesas y sillas y cuenta con cocina y una pequeña y vieja heladera
En la actualidad la carpa es atendida por un equipo de la iglesia Evangelica del pastor Rodriguez. En este sentido, hubo un alivio, como en el receso escolar funcionaron los comedores centralizados de la Dirección de Escuelas, los chicos almuerzan en estos lugares y por las noche reciben la cena en la carpa.
Para lograr el cometido y dar un buen servicio se debió organizar el trabajo. En total de lunes a viernes trabajan 5 equipos distintos de dos personas cada uno, que preparan alternativamente el menú que se servirá en sus propias casas y luego son llevados en viandas a la carpa del barrio Rivadavia.
El sábado al mediodia la comida es preparada en la carpa utilizando una pequeña cocina.
La alternativas de las comidas que se brinda a los chicos es diversa: canelones, fideos con tuco, milanesas, asado, ensaladas mixtas y cuando se puede postre.
El cronista que se acercó al lugar pudo comprobar la cruda realidad. En la actualidad y debido a las graves circunstancias económicas que atraviesa nuestra sociedad no solamente concurren a cenar los chicos. También existen madres solteras que van al lugar a buscar el plato de comida y familias enteras cuya cabeza a perdido el trabajo que concurren en busca de alimentos.
Los encargados les brinda las respectivas porciones que son retiradas para ser ingeridas en los propios hogares de los peticionantes.
Por otro lado, también se le entrega a las familias ropa y calzado. Las consultas realizadas entre el personal que atiende el lugar nos confirmaron que en los últimos meses la situación se agravó y que más gente (no importa sus creencias) necesitan el fundamental servicio.
Por otro lado, y lamentablemente pudimos comprobar que se extiende el trabajo realizados por menores. En este sentido hay menores (niños y niñas) que tienen entre 8 y 12 años de edad que deben ayudar a sus familias en duras tareas. Una de la labores que realizan se desarrolla en los hornos de ladrillos.
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